Han sido tantos los fallecidos por la pandemia del coronavirus en Ecuador, que ya se llenó el gran cementerio de Pascuales y se prohibieron los cortejos fúnebres que proliferaban en dicho barrio.
Unos meses atrás, las marchas fúnebres marcaban el día a día de la barriada Carlos Guevara Moreno, en Guayaquil, una de las ciudades más afectadas de Latinoamérica por el virus. Ahora, son solo un recuerdo de la peor crisis sanitaria.
Cristina Paredes, una ama de casa del lugar, recordó que salía al portal de su casa para ver las caravanas. "Si había mucha gente, sabíamos que el muerto era querido", recuerda. Al igual que en muchos países del continente, sobre todo los de religión católica, la muerte es un rito social que empieza en las viviendas con la velación y termina en un cortejo bullicioso en el cementerio.
NO DEJES DE LEERLO:
Sin embargo, debido a la tragedia del Covid-19, los comercios de flores y comida tuvieron que cerrar. Un mes después de que se declarara la emergencia por el coronavirus, todo cambió.
El 9 de abril ingresó al barrio el primer contenedor con las víctimas del virus. Los ataúdes ahora de cartón, tuvieron que reemplazar a los de madera debido a la gran demanda. El camión al irse dejó una estela de agua y sangre. Cuando soplaba fuerte el viento, aparecía un hedor que los mismos pobladores no podían soportar.
Guayaquil, igual que mucho países, perdió el control al inicio de la pandemia. Colapsaron hospitales, las funerarias no se daban abasto y las familias tuvieron o que quemar a sus seres queridos o esperar días con sus muertos dentro de sus viviendas.
Debido a la situación, el Gobierno decidió abrir nuevos nichos en el cementerio de Pascuales, de unas 12 hectáreas, los cuales ya albergan un millar de cuerpos.
MIRA ESTA NOTA:
Con cerca de 17.5 millones de habitantes, Ecuador hasta ahora cuenta con más de 3,300 muertos y 38,400 contagiados desde febrero. A partir del 20 de mayo comenzaron a relajar el confinamiento, y tratan de regresar a "la nueva normalidad".
