Efectividad es la palabra que define la clasificación este miércoles del Barcelona a la gran final de la Copa del Rey. En el partido de hoy el equipo blaugrana llegó en tres ocasiones y marcó para golear 3-0 al Real Madrid y silenciar el estadio Santiago Bernabéu.
El uruguayo Luis Suárez hizo un doblete, incluido un gol de penal a lo panenka, y empujó el autogol de Raphaël Varane para demostrar que todavía hay fútbol y mucha calidad en sus pies.
Algo que le faltó al Madrid. Vinicius, su estrella, fue el jugador más desequilibrante, pero no atinó en ninguna jugada y eso el equipo blanco lo pagó caro.
El brasileño, junto a Reguilón, le dieron muchos dolores de cabeza a la defensiva visitante durante la primera parte. Sin embargo, no fueron contundentes. En parte porque no estuvieron finos y porque Marc-André ter Stegen volvió a tener una noche inspirada. Tapó todo.
La polémica no faltó. En las primeras de cambio el árbitro no marcó un penal de Semedo sobre Vinicius. Al minuto 18, el sudamericano intentó de nuevo, pero su disparo se fue arriba.
Al 22 Ter Stegen le ganó un mano a mano, al 36 de nuevo el alemán evitó la anotación de Benzema y al 38 el disparo de Vinicius se fue desviado.
Y como las que no haces las ves hacer, al minuto 50 Luis Suárez silenció el Bernabéu, con un toque, tras el desborde de Dembélé.
El Madrid siguió en ataque y en un contragolpe, Varane desvío un centro raso y envió el balón a su propia portería al 69.
Para finiquitar el fracaso madridista, Suárez cobró a lo panenka un penal al 73.
