Esta es la historia de Sofía Hegel, una joven guatemalteca de 32 años que empezó a padecer desórdenes alimenticios a los 11 años. Sucumbió a la anorexia poco después de graduarse del colegio, estuvo hospitalizada en 33 centros de recuperación y llegó a perderlo todo, hasta que renació, como una mariposa, gracias a su encuentro con Dios.
Ana Sofía nunca tuvo sobrepeso. Según relata, jamás se vió gorda pero empezó a desarrollar una obsesión con los alimentos desde la pre adolescencia . “Era una incomodidad, sentía como que quisiera arrancarme la piel”, cuenta.
De niña, Ana Sofía tenía muchas amigas y buenas calificaciones, pero la devoraba una motivación interna por ser perfecta que ella canalizó hacia la comida, al punto de que desde pequeña decidió no volver a consumir chocolates. "Nunca llegué a conocer mi cuerpo de adulta", confiesa, pues al limitar lo que ingería no desarrolló curvas.
Al graduarse del colegio, el padecimiento de Ana Sofía se agudizó. La joven se mudó a Europa, donde desarrolló anorexia crónica. Vivió 20 años de sufrimiento, entraba y salía de diferentes hospitales mientras sus padres luchaban por su vida. Pese a que a veces mostraba mejoría, la enfermedad nunca desapareció y los problemas volvían.
A los 28 años, Ana Sofía tenía una estatura de un metro con 66 centímetros y pesaba tan solo 50 libras, lo que pesa una niña de 10.
En medio de la crisis, el 31 de marzo de 2013, conoció a Helena Dávila, con quien comenzó a leer la biblia. Según relata: “ella me enseñó la verdad, la luz, la vida y el perfecto camino de Jesús”. Más adelante, Sofía aceptó a Jesús en su corazón y su vida por fin cambió, pues encontró la salud en todo sentido.
“El camino ha sido largo y la lucha ardua”, dice Ana Sofía, pero hoy su recuperación va viento en popa. A diferencia de la época en que sólo ingería agua, ahora puede comer pescado, ensaldada e incluso helado sin sentir una tortura interna. Pesa 80 libras, su sueño es casarse, tener 3 hijos y vivir una vida plena y sobre todo “llena del amor de Dios”.
Actualmente Ana Sofía tiene 4 trabajos y muchos proyectos. La joven es una experta en política internacional y negociación y está siempre presta para ofrecer su testimonio, para ayudar a las personas que hoy sufren de anorexia crónica. “Los Picassos que Dios creó para Sofia” es el libro que escribe para contar las obras de arte que Dios ha puesto en su camino.
“No bajar los brazos, darse por vencido y estar siempre agarrados de la mano de Dios es la clave para dejar atrás las crisis, los vicios y vivir la vida de la forma correcta y en armonía”, concluye Ana Sofía.