Adolfo Vivar, ex jefe edil de La Antigua Guatemala, acusado de desviar Q23.4 millones cuando estuvo al frente de esa comuna, recién aseguró que para él, meterse a política fue un mal negocio.
La audiencia intermedia en el caso de Vivar, capturado el 13 de septiembre de 2012, arrancó esta semana y cuando declaró ante el juez Miguel Angel Gálvez, dejó claro que los números, al final de los finales, no le cuadraron.
“Invertí 1 millón de quetzales en 2006 para ganar la alcaldía”, dijo Vivar. “Mi patrimonio en ese entonces era de 12 millones, con cuatro viviendas y cinco carros”, recordó también y a la vez dio a conocer que, al ocupar la silla edilicia en la Ciudad Colonial, desatendió negocios (específicamente cinco farmacias), lo que, según dijo, le trajo consigo pérdidas.
Vivar, junto con 10 personas más, está acusado de estructurar una red en la que empresas propiedad de miembros de su familia (su esposa y su suegra, entre otros) se adjudicaron contratos licitados por la comuna antigüeña.
Esta fue la primera organización de su tipo desarticulada en el país, pero no es, para nada, la única.
El hacer política en Guatemala ha sido desde hace años sinónimo de cálculos cuidadosos de cuánto “invierto” y cuánto “saco”. Y en el camino, también de qué rauda manera beneficio al círculo más cercano.
Si como Vivar reconoció, un candidato gasta 1 millón de quetzales en la campaña es porque espera, como mínimo, recuperarlo. Y el ideal es hacer crecer y multiplicar cada centavo.
Ahí está el entramado complejo de empresas de construcción vinculadas con Arnoldo Medrano, propiedad de sobrinos, cuñados, nueras y demás familiares, para prestar un variopinto de servicios a otras comunas: Amatitlán, Chuarrancho, San Miguel Petapa, San José del Golfo, San Pedro Ayampuc, Villa Canales o San Raymundo.
Cabe recordar que Medrano, ex alcalde de Chinautla, le reconoció al periodista Abner Guoz en una célebre entrevista que, entre una cosa y otra, “ajustaba” 70 mil quetzales de sueldo porque con un salario así, no se prestaba a “cosas de la corrupción”. Medrano, igual que Vivar, está sujeto a proceso, y una de las acusaciones en su contra (la de vivienda digna) se reactivó el pasado mayo.
Son las historias de dos comunas, pero hay muchas más. El portal de transparencia ojoconmpisto.com destapó en 2015 el caso del ex alcalde de Barberena, Rubelio Recinos, quien junto con su esposa, la diputada Aracely Chavarría, eran proveedores por medio de su hotel y su restaurante,no solo de esa comuna, sino también del Ministerio de Salud, donde además trabajaba una de sus hijas.
En ojoconmipisto.com también se publicó hace poco la historia del alcalde contratista que, a pesar de todas las objeciones y apelaciones del TSE, sigue en el puesto. Asimismo, varias historias de proveedores del Estado que resultaron electos concejales cuando ni siquiera debieron haber sido candidatos.
Esta es la “vieja política” a la que es indispensable prestarle mayor atención. Y eliminarla de tajo y con decisión, no a cuenta gotas ni con tímidos esfuerzos.
¿Decidió postularse y ser servidor público? Lea de nuevo las últimas dos palabras de la pregunta anterior: se trata de servir al público. Servir. Y usted, como votante, léalas también. Para nosotros trabajan los funcionarios. No podemos seguir regando maleza donde se precisan flores.
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