Un exbuzo de la marina tailandesa falleció este viernes mientras ayudaba a doce niños y a un adulto atrapados en la cueva Thaum Lang, en el norte de Tailandia.
La muerte del socorrista muestra la dificultad de una evacuación sin poner en peligro la vida de los menores y de su entrenador de fútbol, quienes llevan trece días en la caverna.
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Ante este trágico suceso, ha crecido el pesimismo entre las autoridades tailandesas después de la alegría provocada por el descubrimiento este lunes de los pequeños.
Asimismo, la Marina tailandesa ha insinuado que posiblemente los socorristas no tendrán otra opción que intentar un rescate complejo y peligroso. "En un principio pensábamos que los niños podrían quedarse durante mucho tiempo, pero la situación ha cambiado y ahora nos queda un tiempo limitado", declaró ante la prensa el jefe de los comandos de dicha institución, Apakorn Yookongkaew.
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Yookongkaew también explicó, pocos después de la muerte del buzo, que han repartido botellas de oxígeno a lo largo de la cueva para intentar aprovisionar a los niños y sus acompañantes. Pero no precisó si intentarán rescatarlos este viernes, un día en el que volverán a caer lluvias monzónicas en esta región montañosa de Tailandia.
"Tras haber entregado una reserva de oxígeno, a su vuelta, no tuvo suficiente oxígeno", anunció el vicepresdiente de la provincia de Chiang Rai, Passakorn Boonyaluck.
¿Quién era?
El hombre fue identificado como Saman Kunan, de 38 años, quien se presentó de voluntario para las tareas de rescate y estaba transportando oxígeno entre dos puntos de la red subterránea.
Este exmiembro de los comandos de la Marina tailandesa "perdió el conocimiento en el camino de vuelta, su compañero de buceo intentó ayudarlo y llevarlo", precisó el jefe de los comandos de esa entidad.
Saeree Ruangsiri, un compañero de Kunan en la escuela de la Marina y con quien practicaba deportes de aventura, lo recuerda como un hombre alegre y lleno de optimismo.
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