Una pequeña pollería de Boca del Monte ha conseguido 4.4 millones de quetzales del Estado, la mayoría provenientes del Ejército. Sus ganancias aumentaron tanto que en diciembre de 2016 abrió una cafetería, no en cualquier lugar, sino dentro de las mismas instalaciones de las fuerzas armadas.
En el mercado la Bendición de Dios, en Boca del Monte, Villa Canales, hay un letrero brillante que anuncia “Pollería Ingrid”. Es un local de no más de cuatro metros cuadrados. Es el mismo que en teoría ha surtido con pollo, res y cerdo a la entidad castrense.
La propietaria es Marta Lilia Aguirre de Villanueva, de 57 años, según el Registro Mercantil. El negocio fue inscrito en agosto de 2006, pero fue hasta 2016, cuando inició el gobierno de Jimmy Morales, que empezó a ser el favorito del Ministerio de la Defensa.
La primera compra registrada para esa pollería, ubicada en el local 17 de ese mercado, fue el 1 de marzo de 2016, por la compra de gallina, chuletas, quesos y otros embutidos. En esa ocasión se gastaron 3 mil 844 quetzales.
Todas las compras se realizaron bajo la modalidad de compra directa. La mayoría de los gastos no superaban los 10 mil quetzales hasta este año, que los montos aumentaron notablemente. Además fraccionaron las compras para no realizar licitaciones y cotizaciones que tardarían más por los controles y la oportunidad de que más empresas participen.
Uno de esos casos ocurrió el 17 de octubre, cuando el Estado realizó dos gastos a favor de Aguirre de Villa Nueva. Las dos adquisiciones en total suman 148 mil 104 quetzales, mientras que el techo para que se realice una licitación y cotización es de Q90 mil.
En total este negocio ha ganado 15 adjudicaciones por compras directas con oferta y 563 por compras directas sin el concurso de otros negocios, la mayoría del Ejército. Las primeras por un monto de 786 mil quetzales, una diferencia considerable en comparación de los 3.6 millones de quetzales en compras hechas exclusivamente a este comercio.
“Si hay alguna anomalía, pregúntele a la Contraloría General de Cuentas, no se está ocultando nada”, afirma el coronel Oscar Pérez Figueroa, vocero del Ministerio de la Defensa, respecto a las irregularidades. Sobre las compras ocurridas el mismo día, el 17 de octubre, asegura que no se trata de fraccionamiento, ya que es pollo y cerdo, dos productos distintos. Esto pese a que es la misma unidad compradora y del mismo proveedor.
Una cafetería privada en las fuerzas armadas
Las compras a la Pollería Ingrid dieron frutos. En diciembre de ese año, Aguirre de Villanueva inscribió un nuevo negocio en el Registro Mercantil, esta vez la Cafetería y Antojitos Lili, pero con un detalle particular: el comercio se instalaría en una sede del Ejército.
En su patente de comercio, aparece como dirección la 32 calle 27-00 de la zona 5 de Guatemala. Es la misma que la del Economato Militar, una suerte de supermercado exclusivo para los integrantes de las fuerzas armadas. El vendedor y el comprador en el mismo lugar.
El Economato Militar tiene como visión abastecer la canasta familiar de los militares “a precios bajos y con insumos de calidad, adquiridos en el mercado nacional y/o extranjero”.
“Escúcheme, ustedes solo una parte de las cosas dicen, principalmente ustedes, todo está amarrado a la ley”, comenta Pérez Figueroa luego de ser consultado sobre las compras a la pollería y la instalación de la cafetería en una dependencia del Ejército. Sin embargo, luego de cuatro horas de espera no respondió cuál era el acuerdo o base legal para que la cafetería funcionaria en este sitio.
Ahí, en El Economato Militar, venden almuerzos a los militares y personas particulares que llegan a sus instalaciones. El precio de sus platillos es de Q20. Tres personas atienden el negocio que desde la entrada de esta especie de supermercado se anuncia en un pequeño pizarrón.
Su dueña únicamente se limitó a contestar que todo era legal, pero luego, cuando se le preguntó sobre cómo su pollería empezó a hacerse compras directas y luego cómo pudo abrir otro comercio en la institución a la que le provee, aseguró que estaba ocupada para contestar.
Los chicharrones para el hospital militar
El departamento de dietética del Centro Médico Militar parece degustar de la carne de cerdo, así como de los chicharrones. En por lo menos tres ocasiones (marzo, mayo y octubre de este año), compró este tipo de producto.
La Cafetería y Antojitos Lili o la Pollería Ingrid fue otra vez la afortunada en surtir las 8 mil 645 libras de posta de cerdo, las 65 libras de chicharrones y las 20 libras de carnitas. “No rancio, de sabor agradable al paladar, crocante y crujiente”, así debían ser los chicharrones, según las bases de los eventos.
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Otro de los detalles de las compras es que ese producto los abastecería de marzo hasta diciembre de 2017.
El Coronel asegura que los chicharrones son para el personal del hospital militar, mientras que el resto de la carne de cerdo es parte de la dieta elaborada por nutricionistas para los pacientes. “Los chicharrones son para cocinarlos con frijoles colorados”.