Un pangolín recobró la libertad en el Este de China, para satisfacción de los activistas ecologistas, días después de que el animal, sospechoso de haber transmitido el nuevo coronavirus, fuera retirado también de la lista oficial de ingredientes para la medicina tradicional china.
Una joven hembra fue devuelta a la naturaleza el jueves, en la provincia de Zhejiang, escapando a la suerte de muchos animales de esa especie, en un país en el que, tradicionalmente -y hasta hace poco-, se utilizaban las escamas de pangolín con fines médicos.
El animal fue descubierto por un agricultor, que lo entregó a la Policía. "Es un milagro: invertimos la situación hasta el punto de poder liberar a los pangolines", dijo Sophia Zhang, directora de la Fundación Protección de la Biodiversidad y Desarrollo Verde. "Los pangolines no pueden sobrevivir en cautiverio porque no se adaptan ni a la alimentación ni a su entorno", explicó a la AFP.
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El pequeño mamífero, considerado la mayor víctima de la caza furtiva en el mundo, está en peligro de extinción. La semana pasada, la administración china de Bosques le otorgó el máximo nivel de protección en el país. Además, fue retirado de la lista oficial de productos que pueden usarse para la medicina tradicional.
China reforzó su legislación para limitar el consumo de animales silvestres, mientras que el pangolín es sospechoso de haber sido el huésped intermedio que permitió la transmisión del nuevo coronavirus del murciélago al ser humano. El virus apareció a finales de 2019,en un mercado de Wuhan (centro de China), en el que se vendían animales silvestres vivos.
El hábitat del pangolín se encuentra en África y en el sureste asiático. Un médico tradicional explicó a la AFP que las escamas del pangolín se recomendaban para el tratamiento de la artritis, las úlceras y los tumores, aunque su eficacia nunca fue comprobada científicamente.
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