No todos en España cuentan con lugar seguro para pasar la cuarentena. Jesús y su hija, quien está embarazada, han tenido que sobrevivir la crisis viviendo dentro de su carro, luego de haber sido expulsados por la administradora del apartamento que rentaban.
La razón: ser probables portadores del coronavirus. Jesús habló con El País y mostró el documento en el que se lee: “Infección respiratoria. Posible Covid-19. Se decide alta asegurando las medidas de aislamiento necesarias”, papel extendido por el hospital 12 de Octubre y la Fundación Jiménez Díaz.
Desde el 14 de marzo, Jesús Bugliot, de 55 años, y su hija Patricia, de 37, y con cinco meses de gestación, tratan de sobrellevar la crisis, pues ella también presenta síntomas de haber contraído coronavirus.
Mientras el periodista, Luis de Vega, conversaba con Jesús y su hija, un policía se acercó para preguntar si estaba documentando el hecho y luego aprueba el reportaje. Cuando el agente se va, Jesús dice que es él quien le ha dicho que si no se va de la plaza del Ayuntamiento de Morata de Tajuña, será denunciado.
Durante todos estos días han enfrentado episodios de rechazo, tanto por parte de agentes como de vecinos. Y los Servicios Sociales no encuentran sitio para dos personas como ellos, con síntomas.
“Dicen que no estamos graves para que nos ingresen”, cuenta Jesús. Tampoco es un positivo oficial porque asegura que no le han hecho el test. En el papel que le entregaron con el alta en urgencias de la Fundación Jiménez Díaz aparece que se le ha realizado el “diagnóstico clínico sin PCR”, es decir sin la prueba para saber si está infectado.
De cara al rechazo
“Están contagiados y les dije que se fueran de mi casa”, sentencia categórica la dueña del apartamento donde residía Jesús y su hija, al ser contactada por teléfono por El País.
“Me han vuelto a pedir ayuda, pero les he dicho que aquí en mi casa, no”. La mujer no da detalles, pero cuenta que el virus es “la gota que colmó el vaso”. Tres días después devuelve la llamada al reportero con un tono menos alterado. “¿Sabes algo de ellos? ¿Han encontrado piso?”, pregunta.
Así han pasado los días, en medio del rechazo de agentes policiales, de los ciudadanos y han explicado que se sienten como en una época oscura que atravesó España.
“Esto se hacía a los gitanos en los pueblos de Franco”, dice Jesús, tras contar que fueron echados de un camino rural cercano a algunas casas.
Así como la pequeña y angustiada familia madrileña, otras personas no tienen la suerte de tener una casa donde estar confinados, mientras la pandemia pueda ser controlada por las autoridades sanitarias de ese país y de todo el mundo.
TE PUEDE INTERESAR: