Ya es el último tramo del año y con él la temperatura desciende, aunque en estas últimas semanas el clima es impredecible.
Lo inevitable con este extraño cambio de temperaturas es la gripe y el resfriado, que en muchas ocasiones es imposible de evitar.
- TE PUEDE INTERESAR:
Con el afán de querer sanar, muchos acuden a la auto medicación, a la vez que los enfermos se creen todo tipo de comentarios acerca de la enfermedad que no son reales.
Estos son los mitos y verdades de la gripe:
1. Su causa es un virus, no el frío (aunque el frío ayuda)
Muchos escuchan de sus familiares el lema "Abrígate que te vas a poner malo". Aunque el frío no es el causante del resfriado y la gripe, se desarrollan debido a una infección viral, esto significa que un hombre aislado en el Polo Norte podría pasar mucho frío y morir de hipotermia, pero no de gripe.
El frío no enferma, pero sí hay una relación entre la época de frío y estas enfermedades. Cuando hace frío se pasa más tiempo en interiores, compartiendo microbios con los demás, esto favorece contagios de unos a otros. Además las viviendas y oficinas no reciben la ventilación adecuada pues las personas no suelen abrir la ventana precisamente porque hace frío. Si un compañero de oficina o familiar se infecta, las personas a su alrededor también podrían contagiarse.
2. Resfriado, gripe y alergia se parecen pero no son lo mismo
Es común llamarlo resfriado en sus primeras etapas y gripe si la cosa evoluciona y se agrava. El resfriado y gripe son enfermedades diferentes causadas por virus distintos, de hecho suelen presentar síntomas diferentes.
En ambos casos es común la tos y el dolor de garganta pero cuando aparece la fiebre, especialmente si es alta y hay dolor de cabeza, cansancio y dolor muscular generalizado, seguro es una gripe.
Otra enfermedad que se puede confundir con la gripe es la alergia: Sus síntomas son moqueo, congestión, estornudos, tos, lagrimeo, picor de ojos, nariz y garganta, igual que en los resfriados. La diferencia es que la alergia no provoca dolencia: la alergia es una reacción exagerada del sistema inmune ante un elemento externo que se considera peligroso, aunque no lo sea.
Recuerda que los contagios también pueden ocurrir a través de las manos y pueden entrar en contacto con microbios al tocar la manija de una puerta, el agarrador en el autobús, el botón del ascensor, una toalla, así como tocar directamente a alguien que esté infectado.
Una vez que tienes los virus en las manos, es solo cuestión de tiempo que te toques la cara y termines infectándote tú también. Para evitarlo, es recomendable lavarse las manos a menudo y correctamente, utilizar pañuelos y toallas de papel desechables.
3. Los antibióticos no sirven
Tomar antibióticos no sirve para curarlos. No recurras a ellos en estos casos, nunca los tomes si no es bajo prescripción médica. Su uso descontrolado es una de las causas de que se esté acelerando la aparición de cepas de bacterias resistentes a estos medicamentos, esto se ha convertido en un serio problema de salud pública a nivel global.
Pide a tu farmacéutico un medicamento antigripal. La mayoría de los antigripales contiene una mezcla de antipirético para la fiebre, analgésico para el dolor y antihistamínico para el moqueo, estornudos y descongestionante contra los mocos. Algunos contienen además antitusivo, que ayuda a mitigar el ataques de tos y cafeína para compensar el efecto aletargante de los antihistamínicos. Aquí tienes una explicación más detallada de qué tiene cada antigripal que puedes comprar por parte de la farmacéutica Marián García.
Ninguno de esos compuestos luchará contra la infección viral, pero atenuará los síntomas y te ayudará a sentirte mejor y descansar. Algunos componentes pueden ser poco aconsejables para hipertensos o embarazadas, es necesario que consultes a tu médico o farmacéutico según tu caso.
4. La leche no provoca más mucosidad:
Es habitual oír cuando se está resfriado que hay que evitar la leche pues provoca más mocos. En una revisión de estudios se concluyó que los infectados por el virus de la gripe común, el consumo de leche no se relacionó a una mayor secreción o congestión nasal.
Algunos de esos estudios concluían que las personas que creían que existe una relación entre ambas cosas sí percibían un cambio en la densidad y la cantidad de mocos, pero se trata en general de investigaciones poco sólidas, con pocos pacientes, un mal control del efecto placebo y una medición de la mucosidad basada en datos subjetivos.