El zacapaneco ya le ha puesto fecha para decirle adiós a la práctica del deporte de alto rendimiento.
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El atleta guatemalteco Kevin Aroldo Cordón Buezo, cuarto lugar en los Juegos Olímpicos Tokio 2020, no tiene tiempo que perder y ya se entrena en busca de cumplir sus metas a corto plazo.
En las instalaciones de la Fedebádminton, la que ha sido su hogar en los últimos 23 años, el zurdo atendió a Soy502 y nos confesó cuál es el último sueño que desea cumplir vistiendo los colores de Guatemala.
“Sí Dios me da vida y todo sale bien, quiero clasificar y disputar los Juegos Olímpicos de París 2024, para ponerle punto final a mí carrera”, explicó emocionado.
Paso a paso
Cordón Buezo tiene claro que debe ir paso a paso, porque existen circunstancias ajenas a su buena voluntad que lo puedan alejar de la planificación.
“Me ha tocado vivir experiencias difíciles, en lo personal y deportivo, antes tenía la costumbre de pensar a futuro, sin pensar que en el camino podían pasar muchas cosas que me pudieran alejar de mis objetivos y mis planes. Así que vamos paso a paso”, sentenció.
Mientras sonríe con cierta nostalgia por tomar una decisión que en definitiva le cambiará la vida, ya que jugar bádminton ha sido, es y será lo mejor que le pudo pasar en su vida.
Aunque el zacapaneco dejó en claro que piensa seguir ligado al deporte de sus amores, como entrenador e incluso como dirigente, pero es una decisión que dijo tomará cuando llegue el momento.
A medida que la charla avanza el zurdo toca su rodilla izquierda, esa que fue operada en dos ocasiones y la que amenazó con retirarlo, pero no pudo detener el hambre de triunfo del orgullo de La Unión.
En el mundial
Por ahora Kevin se enfoca en el mundial de bádminton a realizarse a finales de noviembre y principios de diciembre de este año en Huelva, España y luego pensará en el inicio de un nuevo ciclo olímpico.
Kevin tiene 10 años de no asistir a un mundial, la última vez que los hizo fue en 2011, sin embargo, en 2013 llegó su lesión y desde entonces no pudo estar en un evento de esta envergadura.
“La vida sigue, los retos siguen, entonces esperemos en Dios que todo salga como está planificado”, concluye.
