José Eduardo Ortíz Flores se convirtió en los últimos años en la gran esperanza de la marcha atlética guatemalteca esto debido a que viene dando pasos de gigante y hace unos días se convirtió en el primer guatemalteco en ganar un medalla en un mundial de caminata.
Sonriente y con las ilusiones de un muchacho de 18 años, José regresó al estadio Doroteo Guamuch para volver a los entrenamientos, a penas unas horas de hacer regresado a Guatemala, tras un viaje de 36 horas desde China, donde brilló con luz propia y alcanzó la medalla de bronce en los 10 kms. de marcha atlética.
"Estoy un poco cansado, pero tengo que entrenar no podemos bajar la guardia ya que en junio nos toca el mundial juvenil en Finlandia", dijo José.
De la zona 18 para el mundo
Originario de la colonia la Barreda en la zona 18, José inició su carrera deportiva primero jugando fútbol, luego practicó natación y por último encontró en la marcha atlética su gran pasión.
"Al principio no me gustaba, pero al ver a mi tía (Mirna Ortíz) y a Erick Barrondo me llamó la atención y comencé a practicarla. Luego tuve que dejarla por mis estudios y hace cuatro años volví. Mi tío Mynor es mi entrenador y hasta ahora vamos bien, pero aun falta mucho", explicó.
Los largo y extenuantes entrenamientos y el tener que pasarse a estudiar los fines de semana para dedicarse de lleno a la marcha no han sido en vano, ya que en los últimos tres años los resultados le han acompañado.
Ortíz reconoció que su familia, maestros y compañeros le han apoyado mucho para que pueda compaginar sus estudios y su labor como deportista de alto rendimiento.
José Eduardo recordó como que hubiera sido ayer cuando a las 4 de mañana sus tíos Carlos o Mynor pasaban por él, para llevarlo en moto al lugar de entrenamiento.
"La verdad es que cuando recuerdo eso me motivo más. Primero fuimos por el campeonato nacional en Codicader, luego nos tocó Centroamericanos y de allí dimos el salto al mundial juvenil en Nairobi en Kenia en 2017, allí conseguimos un quinto lugar y mejoramos nuestro tiempo. Hoy ya sabemos que es subir a un podio mundial y vamos con fe a Finlandia en busca de hacer las cosas bien en mundial juvenil de este año", sentenció.
La vista puesta en los Juegos Olímpicos
El plan de trabajo para Ortíz tenía sus picos más altos en este año para el Mundial de Taicag, China y Filandia.
"Esperamos llegar mejor a Finlandia y de allí en adelante José se enfocará en sus estudios este año cierra el bachillerato y ya perdió algunas jornadas en el colegio, por lo que debe de centrarse también en eso sin descuidad los entrenamientos", refirió Mynor Ortíz entrenador del club de marcha Desamparados GT.
Sin embargo el horizonte para José Eduardo es muy amplio y el sueño de la familia Ortíz es que siga quemando sus etapas y que el otro año cuando ya compita en la categoría adulta llegue con la mejor base física y técnica en busca de la clasificación a Tokio 2020.
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El sueño y anhelo de los hermanos Mynor y Carlos Ortíz es ver a su sobrino José marchando en los Juegos Olímpicos de Tokio a la par de Erick Barrondo y buscando emular lo conseguido por Erick Bernabé en Lóndres 2012.
La predicción de don Meme
A su regreso a los entrenamientos atletas, entrenadores y padres de familia se aceraron a José para felicitarlo junto al entrenador, todos hicieron patente su orgullo y reconocieron el mérito del joven marchista al tiempo que lo animaron a seguir luchando por sus sueños.
Manuel Gálvez, uno de los trabajadores de la Federación Nacional de Atletismo en el estadio Doroteo Guamuch Flores le pronosticó a José Ortíz que será campeón del mundo en Finlandia.
"Cuando el vino a entrenar por primera vez, lo bauticé como el keniata, porque los de Kenia son los reyes del maratón. Hoy le digo a José que será campeón mundial y será el rey de la marcha, así como un día le dije acá mismo en esta pista a Erick Barrondo que sería medallista olímpico y Dios me lo cumplió. Yo soy testigo de lo que los atletas hacen todo los días, no solo los de marcha si no de otras modalidades. Todos son unos campeones", refirió don Meme como lo conocen en el Doroteo Guamuch.
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