Los babilonios aprendieron a usar cálculos geométricos para los estudios astronómicos catorce siglos antes de lo que se creía, según prueba el análisis de unas tablas halladas de esa civilización que publica la revista Science.
Fue más de un siglo antes de Cristo en Asia Menor y no en el siglo XIV en Europa cuando la humanidad comenzó a usar la geometría para estudiar el espacio, según el informe del investigador Mathieu Ossendrijver, de la Humboldt University de Berlín.
Así, queda refutada la hipótesis, por mucho tiempo aceptada, que atribuía el mérito de desarrollar los cálculos geométricos para el estudio del espacio a eruditos de Oxford (Inglaterra) y París en la Edad Media.
El pueblo de los Antiguos Babilónicos se valió de la geometría para medir la posición espacio-temporal de Júpiter, según la investigación "La formación y transformación del espacio y el conocimiento en las culturas antiguas".
Las tablas halladas, de las cuales cuatro están intactas, son la evidencia más temprana del uso de la geometría para calcular posiciones en el espacio, y sugiere que los astrónomos babilonios influyeron en el surgir de técnicas posteriores.
En los primeros dibujos de las tablas se puede apreciar cómo Júpiter aparece en el horizonte y en los siguientes se aprecia la evolución del astro en los siguientes entre 60 y 120 días.
Los textos contienen cálculos geométricos basados en lo que se conoce como "área trapezoidal", lo que descarta la creencia anterior de que los babilonios solo operaban con aritmética, es decir, de forma mucho menos compleja.
El área trapezoidal permitió a los babilonios computar el momento en el que Júpiter queda medio oculto a mitad del período del estudio, ya que se pueden codificar particiones del área.
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Aun más, con la geometría, "permitió una aplicación abstracta para definir tiempo y velocidad", explicó Ossendrijver.
Este descubrimiento redefine los libros de historia, al revelar que los eruditos de Oxford y París a los que se atribuía los primeros cálculos geométricos para el espacio, iban en realidad años por detrás de sus homólogos babilonios del pasado.