Líderes religiosos estadounidenses criticaron la decisión del presidente Donald Trump de posar con una Biblia delante de un templo, minutos después de ordenar la represión de una protesta por la muerte de un ciudadano de color a manos de la policía.
"Fue traumático y profundamente ofensivo en el sentido que algo que es sagrado fue utilizado incorrectamente para un gesto político", denunció en la radio pública NPR Mariann Budde, la obispo de la diócesis episcopal de Washington, a la que pertenece Saint John, el templo en cuestión.
El mandatario usó "el poder simbólico de nuestro texto sagrado, sosteniéndolo en la mano como si fuera una reivindicación de sus posturas y de su autoridad", añadió Budde.
La iglesia de Saint John, un histórico edificio cerca de la Casa Blanca, es un templo episcopal protestante que fue dañado el domingo por la noche al margen de las protestas, cuando un grupo de manifestantes prendió fuego en una entrada.
Pero el lunes los manifestantes protestaban de forma pacífica cuando fueron dispersados con gas lacrimógeno para despejar el área para que posara Trump, quien caminó unos metros desde la Casa Blanca para la foto.
La protesta y la represión fue transmitida en vivo por muchos canales, por lo que las críticas llegaron rápido.
"En ese momento la protesta era totalmente pacífica", señaló Budde. "No había ninguna justificación para esto", añadió.
El lunes Trump adoptó un tono marcial en un discurso solemne a la nación justo antes de visitar el templo, en el que amenazó con desplegar a los militares para sofocar las mayores protestas que vive el país desde la década de 1960.
Miles de personas salieron a las calles a protestar desde el 25 de mayo cuando George Floyd, un ciudadano de 46 años murió mientras era inmovilizado por la policía en Minneapolis.
Las manifestaciones han sido en su mayoría pacíficas, pero por la noche se registraron disturbios, pese al toque de queda impuesto en varias grandes ciudades.
Otros líderes de la Iglesia Episcopal de Estados Unidos denunciaron la visita de Trump como un hecho "vergonzoso y moralmente repugnante".
"Simplemente por el hecho de sostener una Biblia sin abrir, él asumió que iba a ganar apoyo de los cristianos", dijeron en un comunicado los obispos Nueva Inglaterra, una región de la costa este de Estados Unidos.
Este martes, el magnate republicano que busca la reelección en noviembre visitó el monumento al papa Juan Pablo II en el noreste de Washington, generando incomodidad entre líderes católicos.
"Me parece desconcertante y reprobable que se permita que un lugar católico sea usado y manipulado de una forma que viola los principios religiosos más básicos", dijo el arzobispo de Washington, Wilton Gregory, en un comunicado.
El pontífice, que murió en 2005, "ciertamente no aprobaría el uso de gas lacrimógeno y otros elementos de disuasión para silenciar, dispersar o intimidar" para tomarse una foto en un lugar de culto, agregó.
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