Minúsculas pero temibles. Las gotitas que expulsa un enfermo por la boca son el principal vector de transmisión del nuevo coronavirus, que infecta por vía aérea como la gripe y el resfriado.
Cada virus tiene sus propias características de transmisión, que pueden dividirse en tres categorías, recuerda el biólogo François Renaud: la transmisión vectorial, que requiere un vector para infectar como el mosquito; mediante contacto con los fluidos humanos, como el VIH y el Ébola, y por vía aérea, como el sarampión, la gripe, los resfriados y el SARS-CoV-2, responsable de la COVID-19.
Esta última categoría es "la más difícil de controlar", afirma Renaud, investigador del Laboratorio de Enfermedades Infecciosas de Montpellier.
El SARS-CoV-2 es un filamento de ARN (ácido ribonucleico) encapsulado que penetra en una célula para reproducirse y contaminar otras. Coloniza las células de las vías respiratorias, su objetivo privilegiado, en el seno de las cuales produce viriones, partículas virales infecciosas.
Cuando un enfermo tose o estornuda expulsa por la boca y la nariz "un conjunto de gotitas que son como misiles portadores de viriones", explica el biólogo.
Estas gotitas procedentes del sistema húmedo (mucosas) de las vías respiratorias y de la garganta también se expulsan en menor cantidad al hablar, aunque también son potencialmente contagiosas, según Christophe Bécavin, especialista en los mecanismos de entrada del virus en el organismo.
Una persona sana se contagiará por tanto mediante la inhalación de las gotitas emitidas por un contagiado.
"La puerta de salida del virus es la boca y la de entrada principal son las mucosas de la boca y la nariz", resume Michaël Rochoy, médico generalista en el norte de Francia. También puede penetrar por los ojos.
La COVID-19 también puede contraerse cuando una gota cae sobre un objeto, donde "deja una determinada carga viral durante un tiempo", según el doctor Rochoy. La infección se produce cuando la mano que tocó el objeto se lleva hasta las mucosas.
Carga viral
¿Una sola expulsión puede bastar para infectar? "No lo sabemos porque ignoramos todavía cuál es la carga mínima para contagiarse", según Bécavin, investigador del Instituto de Farmacología Molecular de Francia.
Además, si las gotas se depositan en una superficie, esta permanecerá infectada durante más o menos tiempo en función del material que la compone.
Y la carga viral depende "de la cantidad de virus que cada enfermo acarrea, puesto que todos somos diferentes respecto a esta enfermedad", agrega Renaud.
Duración
Gracias a la presión superficial del agua, esta permanece en su estado de gota cuando es expulsada. En su interior se encuentra el virus. La gota empieza a caer al suelo al cabo de "uno o dos metros de media, debido a la gravedad", observa Bécavin. Por eso es crucial respetar la llamada distanciación social.
Pero se desconoce si el virus puede continuar activado en el aire, como es el caso del sarampión, por lo que el contagio sería posible por ejemplo penetrando en un espacio donde un enfermo tosió horas antes.
Las Academias de Ciencias de Estados Unidos se inclinaron recientemente por apoyar esta tesis a partir de una compilación de informaciones.
En un estudio, investigadores de la Universidad de Nebraska hallaron partes del código genético del virus en el aire expulsado por enfermos de la Covid-19 "al cabo de dos horas. Pero no sabemos si todavía era infeccioso", explica Bécavin.
"Esta cuestión es primordial" puesto que de confirmarse "significaría que el virus flota en aire y saldría incluso por la nariz" incluso sin estornudar, añade Bécavin.
Pero "hay que esperar otros estudios científicos para saberlo del cierto".
Escudos
Como medida de prevención, muchos médicos recomiendan llevar una mascarilla que cubra la boca y la nariz. "Hay que partir de la hipótesis más desfavorable", según Rochoy.
"Incluso confinada, la gente sale a hacer sus compras, habla con los demás y no siempre es posible respetar las distancias. Las pantallas antiproyecciones permiten retener las gotitas y proteger a los demás", según este médico generalista.
"Si todo el mundo llevara mascarillas, esto tendría un efecto de barrera masivo" frente al virus, contra el que por ahora no existe ni tratamiento ni vacuna, recuerda Renaud.
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