Desde la aparición del Covid-19 y su dispersión en todo el mundo, muchos afectados han experimentado diferentes síntomas.
La falta de olfato y pérdida del gusto, han sido un factor importante, quienes lo padecen han dado positivo al test de diagnóstico.
Estas se manifiestan cuando el SARS-CoV-2 ingresa por las fosas nasales y se ponen en contacto con el epitelio olfatorio, una capa formada por tres tipos de células: las células de sostén, las células basales y las células olfatorias. Estas últimas son llamadas “primera neurona” y son las únicas neuronas que se encuentran fuera del cerebro.
Las primeras neuronas tienen, a nivel de las cilias de sus dendritas, un receptor, que es la estructura que termina dañada por el coronavirus.
Por ello, no se pueden captar los olores que ingresan por las fosas nasales junto con el aire, y tampoco las que se desprenden del bolo alimenticio (vía posterior).
Así, los olores, que son estímulos químicos, no llegan a la primera neurona para transformarse en estímulos eléctricos y pasar luego la información al nervio olfatorio.
Al comienzo de la pandemia, los síntomas de la enfermedad por coronavirus se centraron en la fiebre, los dolores musculares y la dificultad respiratoria.
Este cuadro sintomático es cada vez más preciso y facilita el diagnóstico de un caso probable o sospechoso. Uno de estos síntomas es la anosmia, la pérdida repentina del olfato en las últimas 72 horas.
Los primeros reportes llegaron desde Italia, Irán y Alemania en febrero de este año. Ahora, las asociaciones científicas están notando una ola de graves problemas neurológicos, incluso en personas jóvenes que tuvieron una forma leve de COVID-19.
Si bien en todo el mundo, el síntoma neurológico más frecuente es la anosmia y la ageusia, se comprobó que, en algunos casos, el virus puede seguir su camino, lesionar el nervio olfatorio y llegar al sistema nervioso central.
Los cuadros clínicos pueden ser: meningitis y encefalitis, convulsiones, síndrome confusional y coma. En personas que ya tienen un deterioro cognitivo, como enfermedad de Alzheimer y de Parkinson, el virus puede agravar el cuadro.
Es importante rastrear a todos los contactos de los casos leves de COVID-19 para hacerles pruebas, y en caso de ser positivos, aislarlos. Es la única manera de ponerle fin al ciclo del virus: si este no encuentra dónde replicarse, se detiene su diseminación.
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