Después de quitar a sus aficionados diez años de vida, de que las gradas del Vicente Calderón se quedaran sin uñas, de que se infartaran los corazones en el Manzanares, el Atlético de Madrid estará en los cuartos de final de la Liga de Campeones de Europa tras superar al PSV por penaltis.
Hubo que esperar al octavo penalti para que uno de los dos equipos fallaran, y fue el PSV. Por segunda temporada consecutiva, el Atlético necesitó de las penas máximas, en este caso alegrías máximas, para colarse entre los ocho mejores equipos de Europa.
Lo hizo tras otros noventa minutos sin goles, tras otro encuentro a cara de perro, en el que el PSV incomodó de lo lindo al equipo de Simeone. Tuvo paciencia y supo sufrir hasta el final el Atlético, que sabe a través de su técnico que siempre hay que creer, y vaya si creyó. Porque terminó el encuentro jugando con tres novatos en puestos clave: Giménez y Lucas en el centro de la defensa (Godín pidió el cambio por lesión en el 89) y con Kranevitter en el mediocentro.
Al octavo penalti falló Narsingh y acertó Juanfran. Y entonces Simeone y todo el estadio estalló. Los que a esas alturas aún estaban en pie, claro.
*Tomado de Marca