Aunque destacó el control y la prevalencia de condiciones necesarias en los albergues, el subdirector de Mediación de la Procuraduría de Derechos Humanos (PDH), Giovanni Guzmán, quien ha acompañado las labores de la institución en El Cambray II, Santa Catarina Pinula, dijo que se debe evitar la permanencia en estos por parte de los afectados.
Guzmán explicó que entre más se prolongue la estancia de los vecinos en los albergues, más se podría incrementar el daño causado, sobre todo a los niños, ya que, si bien se ha velado porque no se violen sus derechos, permanecen rodeados de mucha gente a diario.
El representante de la institución que también acompañará a los perjudicados en el plan de recuperación y reconstrucción, dice que se espera que la respuesta de una vivienda segura y digna no tarde mucho, ya que se ha visto el interés de las autoridades en apresurarlo.
Resaltó que entre el fondo de emergencias que posee el Ejecutivo, la disposición de la Municipalidad, la asignación que efectuó el Congreso y las colectas efectuadas por la sociedad civil, los recursos económicos no deberían representar mayor problema para la construcción de viviendas.
Respecto a la ubicación del terreno para la reconstrucción, indicó que lo que preocupa es el “tema de desarraigo”, ya que este no debería estar tan alejado de donde estaba edificada la comunidad para no perjudicar a los pobladores.
Además, dijo que no todo se trata de apresurar solo con el propósito de solventar cuanto antes la situación, sino que también se debe tener en consideración la calidad de las nuevas casas.
Sobre la permanencia en los albergues, el Procurador de la Niñez y de la Adolescencia, Abner Paredes, aseguró que se brinda constante supervisión de la situación de los menores de edad ya que al permanecer en un área de acceso para gran cantidad de personas, son un grupo vulnerable.
Paredes agregó que además del riesgo físico y sexual, coincidió con Guzmán, en que los pequeños también podrían presentar problemas en su desarrollo psicológico por contexto en el que viven tras una catástrofe.