La encuesta levantada por Borge y Asociados que publican este mes de junio 2015 la revista Contrapoder y Canal Antigua ha causado un enorme revuelo.
No es para menos. Jimmy Morales, un popular comediante, no aparecía siquiera en el horizonte hace un trimestre, cuando se daba por hecho que estas elecciones serían disputadas por candidatos que llevan años de bregar en la política.
Que ahora, un mes después de la convocatoria a elecciones, Morales haya saltado a la tercera posición con 10.4% de la intención de voto, es para dejarnos estupefactos.
En redes sociales, numerosos usuarios dudan de la veracidad de esa medición. A mí me hace sentido que la popularidad de Morales crezca, incluso vigorosamente, pero considero muy difícil que logre capitalizar esa simpatía en las urnas y colarse a segunda vuelta. Quiero explicarles por qué.
Las ventajas de Jimmy
El cómico de "Moralejas" ha tenido mucha suerte con los tiempos. Es el candidato antisistema por excelencia, justo en el momento en que se plantean profundos cuestionamientos al sistema político que tenemos, en medio de la mayor crisis institucional que haya vivido el país en los últimos 40 años.
De todos los contendientes, Morales es el más ajeno a ese sistema podrido. No tiene trayectoria ni experiencia en política. En medio de esta crisis, eso no se percibe como carencia, sino como ventaja.
Pese a ser desconocido como político, Morales es famoso como artista. A diferencia de otros candidatos, la gente no sólo conoce a sus personajes, como los huitecos Nito y Neto, sino que se ha carcajeado con sus obras y la película "Un presidente de a sombrero". Y tantas tablas no son en vano para un candidato que debe destacar en foros y tarimas.
A Jimmy Morales le hace falta fogueo para debatir propuestas políticas para un país complejo como Guatemala, pero lo que sí sabe hacer es conectar con el público: a eso se ha dedicado toda su vida. Sabe comunicar y como buen contador de chistes, sabe caer bien y hacer sonreír.
La gente lo percibe como un tipo genuino, que vendió plátanos en el mercado y que no tiene reparos en defender las ideas conservadoras que además, comparte la mayoría de guatemaltecos, como su aprobación a la pena de muerte.
A favor de Morales también se pueden mencionar los antecedentes. No es la primera vez que un candidato antisistema, propenso a provocar hilaridad, avanza en una contienda política. Ejemplos sobran: desde el propio Bladizón en la campaña de 2011 hasta el humorista italiano Beppe Grillo en 2013.
Por qué este chiste no se cuenta solo
Hasta aquí, todo luce bien para Jimmy Morales. Ahora bien, ese 10.4% que le otorga Borge y Asociados también puede ser un espejismo estadístico, sin asidero real.
Para comenzar, superar a Sandra Torres en las urnas, no en las barras de un gráfico, no se ve como una tarea tan fácil. Hay que subrayar que el voto duro de Torres, extendido en las áreas más rurales de la provincia, es difícil de medir en las encuestas, lo cual puede significar que el 12.9% que Torres ostenta en la encuesta recién publicada, sea en realidad mayor.
Además, no sé qué tan conocido sea Morales en esa Guatemala profunda de las aldeas. Llevar la propuesta de FCN hasta allá es caro, difícil e implica un proceso para el cual ya no hay tiempo.
A ello agreguen que el partido de Morales, FCN, se percibe como una plataforma relativamente frágil.
Con la actual estructura del padrón electoral, para llegar a la segunda vuelta electoral se requiere de una organización partidaria capaz de generar la logística necesaria para movilizar el voto el día de las elecciones.
Esa estructura requiere de una organización real desplegada en todo el territorio, con experiencia para ejecutar la operación.
Jimmy Morales puntea tercero en intención de voto. en la encuesta de ContraPoder.
No, no es un chiste. Sí, debería serlo.
Perdón si lo subestimo, pero Morales no cuenta con esa magnitud de organización, ni con los cuadros capacitados en ese “know how”.
Aún así, si el encuestador Víctor Borge dio en el blanco, el avance de Morales sería notable y el candidato de FCN habría logrado, contra todo pronóstico, colarse como una opción viable en esta fauna política.
