“Hola, mi amor, te amo”. Fueron las primeras palabras que escuchó Adrián Álvarez, de dos años. Nació con sordera, pero gracias a un implante coclear que le donó la Fundación "Ayúdame a Escuchar, Barbara Nicolle”, pudo escuchar por primera vez a su mamá.
Una emoción y alegría, realmente contagiosa, es lo que se vivió esta mañana en el centro de la Fundación, ubicado en la zona 11, luego de que tres niños recibieran el implante coclear para poder escuchar.
El implante está compuesto por dos partes: uno interno, que se encarga de transmitir o transformar la señal acústica a eléctrica ya que el cerebro funciona con estimulación eléctrica, y el componente externo, que toma el sonido del ambiente para digitalizarlos y transmitirlos al componente interno y así los pequeños puedan escuchar.
El llanto tenso y de preocupación, se convirtió rápidamente en risas de alegría, siempre acompañadas por lágrimas, pero estas ya no eran amargas. Por fin, uno por uno, cada paciente esperaba su turno para la prueba de sonido y poder escuchar por primera vez el "te amo" de sus padres.
El primero fue Adrián Álvarez, de 2 años, quien escuchó por primera vez a su mamá, Brenda García, quien le repetía un "te amor" eterno. El pequeño sonrió por la sensación que recién experimentaba, pero luego se sonrojó y buscó cobijo en el regazo de su madre. Adrián padece de hipoacusia bilateral severa, que le provocaba una sordera profunda.
El segundo fue Matías Bailón, de 3 años de edad, quien padece de la misma limitación que Adrián. Sus padres lo acompañaron y también parecía asombrado por el sonido que percibía por primera vez.
El caso más conmovedor fue el de José David Galicia, un niño de 9 años, quien perdió la audición luego de una meningitis sufrida a los meses de nacido, pero que hasta que tuvo 3 años fue notoria. Él no escuchó por primera vez, pero quizá no lo recordaba por la corta edad en que perdió el oído.
Su padre le habló y José David intentó replicar el sonido: "Paaaa paaa... Paaaa paaaa", decía, mientras su madre pasó de la angustia a la alegría inmensa, aderezada con lágrimas, y le decía despacio: "Te-a-mo", como si aún tuviera necesidad de leer los labios para comprender.
La Fundación espera seguir ayudando a que más niños puedan escuchar. Por el momento 12 pequeños has sido beneficiados con este tipo de implante.
* Con información de Jorge Sente/Nuestro Diario