Cada 19 de octubre se conmemora el Día Mundial contra el Cáncer de Seno, una lucha que se hace necesaria, ya que cada año son cientos de mujeres en el país a quienes se les detecta.
Este 2015, han sido reportadas 350 mujeres en Guatemala con cáncer de seno solo en el Instituto Nacional de Cancerología (Incan), convirtiendo esta enfermedad en la segunda causa de muerte en mujeres del país.
Uno de esos cientos de casos es el de Astrid Hernández, periodista del noticiero Telediario. Hace dos años, su vida era muy diferente. Tenía 27, recién graduada de la universidad, con poco tiempo de casada y recién ingresada al que considera el “trabajo de sus sueños”. Al revisarse, se encontró una “bolita” en su pecho izquierdo y eso hizo que su vida diera un giro.
La "pelotita" se sentía en su cuerpo desde los 12 años, pero los médicos le indicaron a Astrid y a su madre que todo era parte del crecimiento y desarrollo. Al pasar los años, la bolita seguía en su pecho, pero nunca sintió dolor ni molestias, hasta un año y medio después de casada, cuando empezaron a aparecer fuertes dolores que hacían que no soportara ni el roce de su propia ropa.
“Nunca me había hecho ningún ultrasonido” y luego de no soportar los dolores, Astrid buscó ayuda médica. “Es un quiste”, dijeron los médicos, y debido a no tener antecedentes familiares de cáncer, y a que lleva una vida sana, todo indicaba que no había nada de qué preocuparse, pero debían operarla para quitar la bolita y poder hacerle un examen patológico.
Sin ningún otro examen, Astrid entra al quirófano y a los ocho días conoce el resultado patológico: cáncer invasivo. “Se me vino el mundo, mi vida por completo se quebró en ese momento”, afirma.
Junto a su esposo y sus padres, Astrid siguió buscando otros médicos y especialistas para confirmar las sospechas y los resultaron fueron menos alentadores, pues debían quitar el pecho completo.
"Sin miedo, sin temor y por mi vida decidí operarme", pero en ese momento vinieron las implicaciones económicas, ya que el tratamiento y las cirugías son muy costosas". A los ocho días, Astrid fue operada para quitar todo el pecho izquierdo; “al principio no podía verme en el espejo, era muy difícil ver mi cuerpo y aceptar como mi vida había cambiado”, afirma mientras recuerda que aunque le habían dicho que no iba a necesitar más tratamientos, tuvo que empezar con las quimioterapias.
“Yo de quimioterapias no sabía nada, más que se te cae el pelo. Cada tratamiento tenía un costo de 5 mil quetzales y debía hacerme seis". Con poco tiempo en su nuevo trabajo, Astrid pensó que la iban a despedir, pero el apoyo fue incondicional y es uno de los factores que la sacó adelante.
Luego de recibir cada viernes las quimioterapias, le tomaba cerca de 8 días volver a recuperarse, pero cuando Astrid sentía una mejoría, se levantaba de esa cama y salía a trabajar, a dar las noticias y a contar historias de otras personas.
Astrid empezó a perder su cabello, a sufrir cada día más los malestares de los medicamentos y en medio de la lucha se separó de su pareja, recibiendo el apoyo de sus padres y de los amigos que nunca la dejaron sola.
Dos años después, Astrid continúa en su trabajo y libre de cáncer. En cada actividad que realiza, la periodista de Canal 3 hace su trabajo con más corazón y ánimo que nunca. Sabe que es una sobreviviente.