Nunca imaginaron que una visita a la clínica se convertiría en una maravillosa historia que ha conmovido a miles de guatemaltecos.
Al compartir la historia de dos jóvenes lustradores que luchan por forjarse un futuro mejor, Silvia y su hija Olga transformaron sus vidas para siempre, al lograr que les concedieran una beca para poder cursar sus estudios de enfermería en la extensión universitaria de Sololá, a donde viajan los fines de semana para estar más cerca de su casa.
Las redes sociales se encargaron de viralizar el mensaje que compartió Olga y fue así como las autoridades de la Universidad Panamericana acudieron a buscar a Mario y Carlos hasta el sitio donde usualmente trabajan como lustradores de calzado.
“Jamás nos imaginamos que esta historia tendría un final feliz... más que feliz, alentador”, dice Silvia Santisteban, madre de Olga Santisteban, quienes fueron las responsables de que Mario y Carlos Daniel recibieron un regalo que podría transformar sus vidas: becas universitarias para continuar con su carrera.
“Todos los guatemaltecos estamos orgullosos de tener ciudadanos como ellos, que son un ejemplo para la juventud”, asegura Olga, de 19 años, quien luego de conocer la historia de estos hermanos pensó que era importante que más personas supieran lo que hacían y les preguntó si podía publicar en su perfil de Facebook algunas fotos.
La historia superó fronteras, tanto que los hermanos de Silvia que viven en Canadá y Estados Unidos les llamaron de inmediato para hacerles ver el impacto que la historia había tenido y contarles que todas las personas están hablando de estos jóvenes y les quieren ayudar. Olga y su madre decidieron ir a buscarlos de nuevo este viernes para pedir su numero de teléfono, la sorpresa se la llevaron cuando les comentaron que los jóvenes ya habían sido entrevistados por medios de comunicación y que la representantes de la Universidad fueron por ellos para otorgarles una beca.
“Esa es nuestra mayor satisfacción, ver que estos increíbles jóvenes que para nosotros fueron como ángeles que Dios puso en nuestro camino, lograron el apoyo y ayuda que se merecen”, afirman madre e hija.
Silvia y Olga también nos enseñaron el poder que pueden tener las redes sociales y cómo, en unas horas, un post en Facebook logró darle a dos jóvenes la llave para hacer realidad el anhelo de convertirse en profesionales.