Sergio Flores tiene solo 24 años pero se convirtió en el primer extranjero en trabajar para Samsung Electro-Mechanics, en Corea.
La oportunidad de viajar a Corea para trabajar en Samsung como ingeniero electrónico no fue cuestión de azar. Desde los 12 años él decidió que estudiaría y trabajaría para llegar a una de las grandes empresas de electrónicos en el mundo.
Fue por eso que convenció a sus papás de inscribirlo en un curso por correspondencia de electrónica, luego de cambiarlo al Colegio Federico Taylor para estudiar un técnico en electrónica y finalmente de llevarlo a conocer el centro de estudios El Roble para estudiar un bachillerato internacional que no podía pagar. Pero también logró convencer al director y le dieron una beca para graduarse.
Todo esto siempre tuvo un objetivo: entrar a trabajar a Samsung y lo logró. Fue seleccionado entre más de 250 mil coreanos que aplicaron a las 4 mil plazas abiertas por la empresa.
En 7 años, Sergio aprendió a hablar inglés, coreano, estudió ingeniería electrónica y consiguió trabajo en Samsung. Todo esto con base en una estricta disciplina que durante varios años le dejó dormir solo 4 horas cada noche.
Al ingresar a la Universidad Nacional de Seúl, en 2010, Sergio debió utilizar las mañanas y tardes para aprender lo que le enseñaban en clases, y las noches para repasar coreano ya que todas sus asignaturas eran impartidas en ese idioma.
Después de 4 años con esa rutina, Sergio vive actualmente en Suwon, la ciudad donde está instalada Samsung, y debe trabajar 40 horas como mínimo a la semana, lo que le permite compartir con sus amigos y su novia con la que lleva tres años y tiene planes de casarse.
Los chips que diseña, actualmente, junto a un gran equipo de ingenieros, se utilizan en los televisores de modelos recientes que vende la marca.
Debido a lo impresionante de su historia, Samsung se ha interesado en su perfil y lanzó un video en el que explican su trabajo. También lo invitaron a dar una conferencia en un gran evento de la empresa donde tuvo que presentarse frente a más de 9 mil personas. Incluso un diario local de Suwon lo puso en su portada.
Sergio asegura que la alegría más grande de todos sus logros ha sido poder demostrar que los guatemaltecos también existen. "No fue un estadounidense ni un alemán el que llegó acá, fue un guatemalteco", dijo.