Durante los últimos días El Salvador ha estado conmemorando la imagen de monseñor Romero. El pasado martes se cumplieron 35 años desde su muerte y salvadoreños y fieles de Centroamérica y otros países del mundo salieron a las calles de San Salvador para reclamar justicia.
Además de las marchas en las calles capitalinas, se celebró un acto en la capilla del Hospital de la Divina Providencia en homenaje al mártir.
Por su parte, el presidente salvadoreño, Salvador Sánchez, reclamó justicia y concluyó la ceremonia recordando que el "país tiene ahora una luz constante, un santo, San Romero de América".
Óscar Arnulfo Romero fue asesinado en 1980 por orden del derechista Roberto d'Aubuisson, fundador de la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), que gobernó El Salvador entre 1989 y 2009, según estableció la Comisión de la Verdad que investigó los crímenes ocurridos durante la guerra civil.
Los responsables del asesinato de Romero no fueron juzgados debido a la aprobación de la Ley de Amnistía General para la Consolidación de la Paz, en favor de las personas que "en cualquier forma hayan participado en la comisión de delitos políticos" cometidos antes del 1 de enero de 1992.
La Ley de Amnistía fue aprobada por la Asamblea Legislativa de El Salvador un año después de la firma de los Acuerdos de Paz, por lo que los autores de crímenes de guerra quedaron absueltos.
Para los devotos de Romero, la derogación de esta ley puede cerrar una etapa que números ciudadanos consideran abierta y así lo han manifestado en los actos en honor al mártir salvadoreño.