Hace cientos de años no existían las cámaras de fotografías y el arte de elaborar retratos no estaba en boga. Es por eso que las personas se dejaron llevar por su imaginación para dibujar el rostro de Jesús, el personaje bíblico.
La clásica imagen que representa a Jesús es un hombre alto, de pelo castaño y largo, con un rostro alargado, de tez blanca y unos ojos claros que te miran con ternura.
Pero el investigador Richard Neave, un ex académico de la Universidad de Manchester, no está de acuerdo con el rostro que por años ha representado a Jesús y basado en varios estudios que publicó la BBC en el 2001 ha decidido examinar restos óseos encontrados en antiguas expediciones arqueológicas.
Neave se ha valido de técnicas de ciencia forense para reconstruir rostros de famosos como Filipo II de Macedonia, padre de Alejandro Magno y el del rey Midas de Frigia. El investigador usa un software que verifica los rasgos físicos de las personas, enfocándose en la región y época en que vivieron.
Con estos datos ha recreado un rostro en 3D de cómo, según él, habría sido el rostro de Jesús. Luego de esto creó un molde del cráneo basándose en los datos ya ingresados en el programa, los cuales desplegaron los labios, nariz y párpados, para darle forma a los músculos.
Tomando en cuenta los restos óseos que se han encontrado en expediciones arqueológicas, se ha llegado a la conclusión de que es probable que Jesús fuera un hombre de estatura baja y su piel era oscura, a diferencia a las imágenes que se miran en libros bíblicos.
* Tomado de la Tercera.
