Se acabaron las luces y el ponche de frutas: hoy Guatemala regresa a la realidad.
Como no podía ser de otra forma, esa realidad parece incierta. El evento más importante programado para hoy es el inicio del segundo debate contra el general Efraín Ríos Montt, acusado de genocidio.
Al momento en que escribo estas líneas, no se sabe con certeza si el juicio iniciará o no. La semana pasada, mientras la mayoría de capitalinos tenía su cabeza puesta en las celebraciones de Año Nuevo, la defensa del general planteó dos recursos que podrían retrasar el inicio del proceso.
Los abogados recusaron a dos jueces que deben conocer el proceso y solicitaron una dispensa médica para Ríos Montt, con el propósito de que se le exonere de estar presente en el debate pues padece quebrantos de salud.
Nos fuimos a celebrar el fin de año sin saber qué resolverían al respecto las autoridades del Organismo Judicial.
Consulté a varios abogados y esto es lo que tuvieron que decir al respecto.
En primer lugar, resulta evidente que la estrategia de la defensa del general Ríos Montt es aplazar el proceso, un objetivo que es fácil de alcanzar en nuestro sistema. De hecho, un penalista me recordó que si los abogados consiguieran paralizar el debate por cierto número de días, pueden solicitar que se repita y así, al infinito.
En segundo término, aunque muchos penalistas afirman que aplicar una amnistía para el general Ríos Montt ni siquiera debería ser una posibilidad dados los antecedentes del proceso, otros aseguran que precisamente hacia allá vamos, con la bendición del contexto político.
El más realista de los abogados con quienes hablé me dijo: “En los tribunales de Guatemala, todo es posible”.
Al equipo legal del general Ríos Montt le bastaría con retrasar “ad eternum” el proceso, lo cual parece fácil de lograr. No obstante, también existe mucha presión para empujar una amnistía que sirva de paraguas para otros.
La semana pasada, el día del 18 aniversario de la firma de la paz, el presidente Otto Pérez Molina volvió a mencionar el tema y abogar por él. Dijo que la amnistía “no era un capricho” sino que la figura se aplica tanto a los militares como a los combatientes de la guerrilla y se alinea con el espíritu del proceso de paz.
Es de esperar que el tema se plantee este año, antes de que empiece la vorágine electoral. Los vientos políticos son favorables a la idea, pero dudo que cuaje a largo plazo de manera definitiva.
La sociedad guatemalteca sigue desgarrada y dividida en torno al legado del conflicto armado interno y como el tema puede ser abordado desde una perspectiva internacional, no va a desaparecer de la escena de un plumazo.
Por el contrario, seguirá envenenando el panorama político, en especial la elección de las cortes de justicia, para regocijo de intereses oscuros que serán los pescadores gananciosos de este río revuelto.
Mientras no encontremos una forma de pasar la página que satisfaga tanto a los actores políticos como a la sociedad en general, seguiremos en este mismo pantano que a la vez nos impide construir un sistema de justicia independiente y sólido, donde la aplicación de la ley permita dirimir el resto de conflictos que nos roban la tranquilidad.
Así empezamos el año: con el pulso de Ríos Montt en las primeras semanas y el banderazo para la carrera electoral. ¿Feliz 2015? Que la fuerza nos acompañe.