Mientras la policía de Honduras afirma que el asesinato el pasado 3 de marzo de la ambientalista Berta Cáceres fue por robo, su familia tiene claro que las razones apuntan hacia otra dirección.
Cáceres coordinaba el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh), y ganadora del premio Goldman otorgado a defensores ambientales, lideraba la lucha contra la construcción de la represa hidroeléctrica de Agua Zarca en el río Gualcarque, del hondureño departamento de Santa Bárbara, proyecto que contó inicialmente con financiamiento del Banco Mundial y de la empresa china Sinohydro, la cual según ambientalistas, amenazaba con dejar sin agua a cientos de nativos lenca, etnia a la que pertenecía Cáceres.
Cáceres recibió múltiples amenazas de muerte por su oposición al proyecto, y vio cómo varios compañeros de lucha fueron asesinados. Cáceres, inició su lucha contra la represa en 2006 y tuvo sus momentos más tensos en 2013, cuando el pueblo bloqueó por un año carreteras para impedir el ingreso de maquinaria a la zona. Tres líderes indígenas fueron asesinados durante la lucha.
Finalmente, la campaña encabezada por Cáceres logró que los financistas abandonaran el proyecto hasta la fecha.
Según la organización ambientalista Global Witness, Honduras fue el país que registró más asesinatos per cápita de defensores del ambiente en el mundo en 2014, con 12 muertes, mientras que 111 ambientalistas de fueron asesinados en ese país de 2002 a 2014.
Un informe de Global Witness elaborado por Margaret Sekaggya, exrelatora Especial de Naciones Unidas (ONU) sobre la situación de los defensores de los derechos humanos, declara que "los defensores hondureños que denuncian problemas ambientales e instruyen a los ciudadanos acerca de sus derechos a la tierra y a los alimentos, son calificados de miembros de la resistencia, guerrilleros, terroristas, opositores políticos o delincuentes"
La mayoría de conflictos en Honduras, están relacionados con proyectos hidroeléctricos y mineros.
El asesinato de la dirigente indígena causó consternación y repudio en Honduras, lo cual fue manifestado por cientos de personas frente al centro de Medicina Forense de Tegucigualpa, adonde llegó el cuerpo de la activista.
*Tomado de nacion.com