Este jueves, Carlos Muñoz y Omar Franco, los dos últimos jefes de la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT), fueron capturados junto a 18 personas más, vinculadas a supuesta defraudación aduanera. Además, el secretario privado de la Vicepresidencia, Juan Carlos Monzón, fue vinculado, mientras la vicemandataria Roxana Baldetti se encontraba en Corea del Sur, recibiendo un doctorado honoris causa.
Era el momento en que el presidente Otto Pérez Molina, como buen kaibil que no retrocede, se enfrentara a los medios de comunicación para resolver todas las dudas de esta red que estaba incrustada en el Estado.
Pero no. El día en que tenía que explayarse en explicaciones y responder a todas las preguntas, se limitó a responder solo cinco interrogantes.
La primera pregunta cayó por su peso. ¿Le demostró con esta investigación que la CICIG sí está investigando los poderes paralelos dentro del Estado?
Pérez Molina dijo que la decisión sobre la continuidad de la CICIG en el país no depende de este "primer gran caso" y que la evaluación continúa por aparte.
La otra pregunta obvia era: ¿Dónde está Juan Carlos Monzón, secretario privado de la Vicepresidencia?
Respondió que Monzón, prófugo de la justicia en el país, estaba con Roxana Baldetti en Corea del Sur, y que al momento de recibir la noticia de la investigación del Caso "La Línea", la funcionaria lo llamó por teléfono y luego de anunciarle el tema lo destituyó del cargo.
Además, el gobernante dijo que con Baldetti no se pedirá que abandone el cargo para que se investigue, ya que la CICIG dijo este jueves que ella no estaba involucrada.
Durante la conferencia de prensa, el mandatario se acuerpó de su Ministro de Gobernación y su Vocero para justificar que la autonomía de la SAT fue la que no permitió hacer una reestructuración en el ente recaudador.
Presiones para nombramiento
Otra pregunta obvia fue que si había dudas sobre Omar Franco desde hace un año, ¿por qué lo nombró al frente de la SAT?
Sobre el nombramiento de Omar Franco, el titular de la SAT, que fue capturado este jueves por pertenecer a la estructura que defraudó al Estado, el mandatario dijo que no recibió presiones para su nombramiento y que las sospechas que tenía eran sobre la baja recaudación y no sobre él.
Al final el gobernante volvió a hacer de menos el trabajo de la CICIG, puesto que, según él, la investigación fue realizada por petición del Ejecutivo, sobre sospechas de baja recaudación e influencias.
Concluyeron las cinco preguntas y el mandatario salió del Salón Espejos de Casa Presidencial con más dudas que respuestas en el ambiente político del país.