Fotógrafa, artista visual y transgresora. Paula Morales nació en Quetzaltenango en 1983 pero actualmente reside en San Francisco, California, donde se especializa en fotografía en la Academy of Art University.
Ha realizado nueve exposiciones en Guatemala, San Francisco, Nueva York y sus imágenes han sido parte de importantes medios de comunicación escritos y digitales.
Sus piezas cuestionan la sociedad, expresan su fascinación por la vida y la libertad en la creación, convergiendo con procesos emocionales relacionados con la vida, la muerte y la violencia.
Soy502 conversó con la artista guatemalteca, a distancia, para que nos cuente sus experiencias como extranjera en el competitivo mundo del arte estadounidense:
¿Cómo fueron tus inicios en la fotografía?
La foto guarda momentos en el tiempo. Mi mamá, quien era una gran artista de acuarela y bisutería, me inculcó el amor por el arte y la creatividad, de hecho me regaló mi primera cámara a los tres años. Mi abuelo materno también tomaba fotos, incluyendo "polaroids" y así me apasioné por este arte.
¿Qué es lo más satisfactorio de ser fotógrafa?
Usar una herramienta como esta para expresarme. No solo me considero fotógrafa, soy “artista visual”, trabajo con imágenes que no siempre son mi creación, las tomo y las reinterpreto. Trabajo “collage” e instalación, además.
¿Porqué decidiste migrar a Estados Unidos?
Por la oportunidad de poder asistir a una universidad con un programa especializado en fotografía.
¿Se nota la diferencia entre la educación en el extranjero y la Guatemala?
La educación fotográfica es bastante nueva en Guatemala, partiendo de su historia que es distinta, pero eso no quiere decir que una sea mejor que la otra. Hay distintas herramientas y alcance, esto hace la diferencia. "El perico donde quiera es verde" y la educación independientemente del área geográfica donde se tome, si no se aprovecha y pone en práctica, de nada nos servirá.
¿Cómo defines tu estilo?
Mezclo imágenes de ferrotipos, negativos antiguos y materiales utilizados en la evolución fotográfica del siglo XX, las vuelvo ideas propias, transformadas y reinterpretadas.
Me intriga la creación y deconstrucción de imágenes. En la época digital éstas son ecuaciones matemáticas en procesadores que, al final, no son un objeto tangible. El juego de cambiar ciertos algoritmos para jugar con el resultado final es alucinante, ésto de llama “glitch art”.
La imagen es una herramienta que puede crear diálogo, incitar a la memoria y ayudar a ejercerla.
Háblanos acerca de tu trabajo.
Trabajo en la historia de mi familia, desde hace varios años, documentándola, como una especie de catarsis. He recolectado la vida de mis abuelos y de mi tía Rebeca Eunice Vargas, desaparecida durante el Conflicto Armado Interno y la tristeza que vivimos en nuestro núcleo. También expreso mis sentimientos como la reciente muerte de mi madre, que ha creado en mí un vínculo más grande con la vida y la muerte, colocándome en un estado mental de búsqueda más profunda.
¿Cómo consideras los espacios de arte guatemaltecos, comparados con los del extranjero?
En Guatemala los espacios de arte son pocos, por cuestiones demográficas es lógico que existan más lugares aquí. En ambos lados son lugares con cierto elitismo, donde hay que regirse bajo ciertas reglas, pero aquí, en San Francisco, por haber mayor diversidad de culturas, hay más oportunidad de dar tu trabajo a conocer, aunque no es nada fácil y es un proceso arduo.
¿Regresarás un día a Guatemala?¿Cómo te gustaría seguir trabajando, con foto artística o de comunicación?
Algún día sí regresaré, ¿cuándo? no sé. Tengo muchos planes, me gustaría seguir creando. La industria editorial llama mucho mi atención. Me encantaría trabajar post-producción visual y retoque profesional en películas, también quiero expandir mi arte para vivir de él.
¿Cuántas exposiciones has realizado en Estados Unidos?
Aproximadamente nueve, incluyendo un par en Nueva York; también he mostrado mi trabajo en Guatemala estando aquí.
¿Cuáles son las ventajas de ser extranjera en Estados Unidos?
Es una oportunidad de aprendizaje, pero no se deja de ser migrante, cuando se acaba el tiempo de visa, se acaba. Si no consigo un trabajo o representante para difundir mi obra tengo que moverme.
¿Cuál es la retroalimentación que has recibido con tu trabajo?
A veces existe un tipo de confusión porque mi obra suele ser directa. A muchas personas les gusta, les intriga y me preguntan acerca del proceso para llegar a ella. A otras les molesta, pero así es el arte, un medio de expresión, un acto revolucionario de libertad, por eso lo hago y lo vivo.