Son las cinco de la mañana de un sábado. Las calles del Centro Histórico están solitarias, oscuras y silenciosas. Solo las hojas de los árboles se mecen por el viento frente a la Catedral Metropolitana y, de pronto, una caja se mueve y no es por la corriente de aire: una mujer sale de dentro del cartón retorcido, después de dormir allí toda la noche.
Se llama Ingrid, tiene 47 años y durante 12 ha vivido en las calles. Con lágrimas en los ojos cuenta que algún día tuvo una familia, pero ahora solo recuerda a sus seis hijos que también se han criado en las calles vendiendo dulces en los buses.
Ingrid es una de las 150 personas que todos los sábados, sin importar la lluvia, el frío o el viento, reciben un pan y una bebida caliente gracias a una causa social llamada “Operación Panito”: un movimiento integrado por un grupo de jóvenes que están dispuestas a madrugar cada semana con la finalidad de llevar algo de comer a quienes despiertan en la calles y avenidas de la zona 1. "Panito" como le llaman todos, fue fundado hace 19 años, justamente en una Navidad.
Gabriela González, de 22 años, es una de las 30 voluntarias que se encargan de llevar a cabo la operación que inicia mucho tiempo antes, pues deben conseguir víveres y donaciones.
La Operación siempre inicia con una oración. Se da gracias por el alimento que se va a recibir, se reparte el pan acompañado de huevo, frijol, fideos, lo que se haya logrado obtener de las donaciones; posteriormente se sirven una bebida caliente como incaparina, café, atol o chocolate.
A las seis y media de la mañana los voluntarios de Panito se cambian de punto y se mueven al Parque San Sebastián para poder dar alimento a otro grupo de personas, entre ellos niños y personas de la tercera edad que viven en la calle.
En este sector encontramos a Juan Antonio, de 59 años. Hace 30 años duerme en las calles, ya que no tiene otro lugar donde vivir. “Se puede contar más con la gente extraña que con la familia. Agradecemos a las personas que nos vienen alivianar el hambre con este panito”, son sus palabras mientras disfruta de un pan con frijol.
Otro de los puntos visitados es el Hospital San Juan de Dios, donde se les da un bocado a los padres que tienen internados allí a sus hijos o a un familiar, al igual que en la Unidad de Oncología Pediátrica (UNOP).
“No solo de pan vive el hombre”, dice un versículo de la Biblia, así que la operación no solo lleva alimento, los jóvenes comparten con las personas, un alimento para el corazón, que muchas veces es más importante. “Les damos palabras de aliento a nuestros amigos. A un amigo no se le falla”, declara Julio, integrante de la junta directiva.
Panito tiene planeadas varias actividades para esta Navidad y fin de año, como regalar ponchos y bolsas con víveres.
Los guatemaltecos que quieran sumarse a esta labor, pueden hacer un donativo económico o material y así poder ser parte de este movimiento.
Para integrarse a la Operación Panito pueden asistir a la Catedral Metropolitana, de la zona 1, a las cinco y media de la mañana los sábados. Pueden llevar víveres o simplemente mucha disposición de compartir, platicar y dar compañía a las personas que no tienen quien las escuche y ayude. También puedes comunicarte por medio de su Fan Page de Facebook.
Navidad es una buena ocasión para compartir y dar, pero aún mejor es hacer de cada sábado una Navidad, como lo han logrado estos jóvenes.