El próximo rey Felipe VI, que toma posesión del reinado de España en crisis, genera numerosas expectativas que probablemente le cueste satisfacer.
En cuanto la ley que da luz verde a la abdicación, firmada el miércoles por Juan Carlos, sea publicada esta medianoche en el Boletin Oficial del Estado, el príncipe Felipe se convertirá en rey de España, antes de jurar ante senadores y diputados en el Congreso este jueves.
Responsables políticos, grandes deportistas como Rafael Nadal y simples ciudadanos coinciden en que el futuro Felipe VI, educado desde su niñez para reinar, está "bien preparado". Pero ¿preparado para qué?
Tras años marcados por una profunda crisis económica, un desempleo récord, escándalos de corrupción y tensiones independentistas, muchos españoles esperan que el nuevo monarca aporte un aire de cambio. Pero la tarea es dura y los frentes muchos.
Entre sus mayores desafíos, está restaurar la imagen de la monarquía, empañada por los escándalos en los últimos años de reinado de Juan Carlos, de 76 años.
Algunos esperan también que Felipe VI calme las divisiones en un sistema político dominado por los dos grandes partidos, el conservador PP y el socialista PSOE, y que modernice la Constitución de 1978. Otros esperan además que ayude a los millones de pobres y de desempleados que azotan al país europeo.
Y mientras Cataluña prevé organizar en noviembre un referéndum sobre su independencia y en el País Vasco los independentistas conquistan un creciente lugar político tras el cese de los atentados de ETA, muchos esperan que Felipe, de 46 años, logre unificar al país.
Por último, también la cuestión del propio futuro de la monarquía, contestada por los republicanos, se plantea cada vez con más fuerza desde la abdicación de Juan Carlos.
Desde su anuncio, el 2 de junio, miles de personas salieron a las calles para pedir un referéndum entre monarquía y república. Pero por ahora, Felipe tomará la corona.