A oídos sordos, palabras necias. ¿O al revés? Ser político parece sinónimo de sordo en nuestro país. Impulsar cambios requiere de diálogo a todo nivel. El diálogo se traduce en acciones que llevarán a implementar las ideas acordadas.
Los políticos, como cualquier otro animal, buscan la sobrevivencia. Para esto deben confirmar su influencia y su reputación. Esto no podemos olvidarlo al momento de querer impulsar mejores ideas para promover el desarrollo de nuestro país.
Hacer más, con poco. Está claro que no lograremos superar los desafíos que tiene Guatemala si no se implementan las mejores ideas. Se discuten presupuestos anualmente que no llevarán a cambios sustanciales, y se refugian en su lucha: ¡para no escuchar!
Los jóvenes somos, de acuerdo con el Informe Nacional de Desarrollo Humano, “una oportunidad para la transformación del país y el logro de mejores condiciones de vida y de convivencia social”.
Las nuevas generaciones tenemos la oportunidad de expresarnos mediante medios instantáneos que jamás imaginaron nuestros padres. Vivimos en un frenesí de información y opinión de las redes sociales. En algunos casos se utilizan estos medios para comunicarse con líderes políticos de manera cruenta y vulgar. Cuando en realidad, si queremos que nos escuchen, tenemos la mejor oportunidad para proponer y plantear ideas novedosas y buscar ser tomados en serio.
Por esto, es nuestra responsabilidad el lograr que las oportunidades básicas que requiere el desarrollo humano incluyan a la mayor parte de los jóvenes guatemaltecos. Es ahí donde incluir a los jóvenes en el diálogo y hacer que sus voces se escuchen se torna fundamental.
De acuerdo al Informe Guatemala: ¿Un país de oportunidades para la Juventud? (PNUD 2012) son cuatro dimensiones básicas:
a) Oportunidad de vivir
b) Oportunidad de aprender y conocer
c) Oportunidad de participar
d) Oportunidad de disfrutar del tiempo libre
Los políticos necesitan ideas nuestras para aumentar nuestra oportunidad de vivir dignamente, iniciar la vida sexual de forma saludable y responsable, tener derecho a la libre definición de una identidad y ante todo gozar del derecho a la seguridad.
Ideas que nos permitan aprender y conocer: con educación que nos sirva e interese para lograr una vida productiva y participación en la comunidad.
Que la mayoría de los jóvenes seamos incluidos y tengamos oportunidad de participar o ser representados en decisiones clave de la vida social, política, económica y cultural.
Por último, pero no menos relevante, es la oportunidad de disfrutar enriquecedoramente del tiempo libre. Lo que a través de disfrutar de nuevas experiencias y actividades contribuya a completar la participación de la juventud en las ofertas de la sociedad y también al desarrollo pleno de su personalidad.
Somos un país joven que crece rápidamente. Actualmente, el 70% de la población es menor de 30 años. Es nuestra única oportunidad para proponer y pedir que las oportunidades que propiciarán el desarrollo económico y social del país se amplíen. El cambio para la juventud no puede esperar y requiere que los que hemos tenido mejores oportunidades promovamos mejores condiciones para todos.