Los gatos son muy territoriales así que, a la hora de llevar uno más a casa, debes tener platos de comida y agua diferenciados, junto con sendas cajas de arena.
Los animales atravesarán por un periodo de adaptación y es importante asegurarte que tanto la nueva mascota como el gato que ya estaba en la casa, se encuentren saludables y sin parásitos. Este proceso será más sencillo si ambos están esterilizados, pues no sentirán la necesidad de pelear por el sexo opuesto o el territorio.
Lo más fácil es acostumbrar a dos gatos bebés. Si los adoptas a la vez, sin importar si son de la misma camada, se familiarizarán más rápidamente pues aprenderán a hacer todo juntos.
Si no hay gatos en la casa y traes a dos adultos a la vez, tampoco tiene porqué haber ningún problema, pues no hay aún un territorio que defender. Si ya hay una mascota, el proceso es algo más complicado pero no imposible.
En el caso de que el nuevo integrante de la familia sea pequeño, estará lleno de energía y querrá jugar a todas horas. Trata de complacerlo para darle espacio al adulto hasta que conozca a su nuevo amigo. Puede mostrarse un poco enojado por un tiempo, pero lo habitual es que vuelva a su comportamiento normal pronto.
Cuando lo que se pretende es que dos gatos adultos convivan, la necesidad de ser dueños de territorios puede ser causa de conflictos. Usualmente se cansan de la violencia y cada cual se apropia de una parte de la casa. Aunque no lleguen a ser amigos, gran parte de ellos terminan por tolerarse.