Un juego de canicas que Ana Frank entregó a su amiga Toosje Kupers, previó a ocultarse junto a su familia, serán exhibidas en una exposición sobre la Segunda Guerra Mundial que se realizará en Róterdam.
Kupers, encontró las canicas mientras se mudaba de residencia y las entregó al museo Casa de Ana Frank, contó la directora de las colecciones.
Ana jugaba regularmente con Toosje Kupers en las calles de su vecindario en Ámsterdam y le encomendó a su amiga la tarea de cuidar sus posesiones más preciadas.
La siguiente parte de la historia es bien conocida, la familia Frank sufre la agobiante experiencia de pasar 25 meses en hacinamiento, escondiéndose de la persecución de los nazis a los judíos.
El mundo conoció la desgarradora historia de las mismas palabras de Ana, escrita en su ahora muy leído diario.
Las canicas, junto a otros 99 objetos, conforman la exposición de "La segunda guerra mundial en 100 objetos", que se abrirá al público, el rey holandés Willem-Alexander inaugurará la exposición.
Da Silva dijo que Frank fue una de los muchos niños judíos que dieron sus juguetes antes de ocultarse o ser deportados.
"Para los niños de ese entonces las canicas eran un tesoro. Se esforzaban mucho para ganárselas", dijo ella.
Aunque las canicas están viejas, dijo ella, están en buenas condiciones.
La versión de Frank sobre ocultarse en Ámsterdam durante la Segunda Guerra Mundial, publicada póstumamente en inglés como "Ana Frank: el diario de una joven", ha conmovido a millones de lectores a lo largo de las décadas.