En el último minuto de su declaración en anticipo de prueba, el colaborador eficaz del Ministerio Público (MP) en el caso TCQ, Juan Carlos Monzón, mencionó a por lo menos cinco personas de quien dijo sentir temor por represalias que puedan tener al conocer su testimonio. Las pruebas aportadas por Monzón serán la clave para que la fiscalía pueda probar la participación de cada uno de los implicados.
El primero mencionado fue Lázaro Reyes, el líder sindical de la Empresa Puerto Quetzal (EPQ) a quien se le conoce como el “humildito” y quien según Monzón, recibió en efectivo 5 millones de quetzales para apoyar el proyecto de la Terminal de Contenedores Quetzal.
El segundo mencionado fue Mario Ruano, el asistente del magistrado de la Corte Suprema de Justicia, Douglas Charchal.
Ruano fue quien recibió una camioneta blindada de manos de Monzón, como pago por ayudarle a tramitar una resolución en un juzgado de Escuintla a favor de TCQ.
En tercer y cuarto lugar en las amenazas que percibe Monzón tras testificar en su contra, están Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti, los supuestos líderes de las estructuras de corrupción La Línea y TCQ.
Por último, menciona a los hermanos conocidos como “Los Fuchos”. Según el mismo Monzón, "Los Fuchos" lo contactaron para pedirle apoyo para la candidatura del magistrado Charchal.
La seguridad de Juan Carlos Monzón es responsabilidad del Sistema Penitenciario (SP) debido a que se encuentran en prisión, en la cárcel Pavoncito, en Fraijanes.
Monzón pidió al juez Miguel Ángel Gálvez reforzar las medidas de seguridad para él y su familia, tras dar a concoer que poseía información clave para el caso La Línea, y luego para el Caso TCQ.
La Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) ofreció realizar un informe sobre las condiciones en las que Monzón se encuentra en prisión.
