Jeison Eduardo Martínez Hernández, no se suicidó como inicialmente lo indicaron las autoridades, fue asesinado en una celda del anexo del Centro Correccional Las Gaviotas, y las huellas en su cuerpo y el testimonio de colaboradores eficaces han confirmado esa hipótesis.
Jeison tenía 16 años y fue sepultado la mañana del lunes en un nicho del cementerio La Verbena, en la zona 7.
El joven, integrante de una clica de la pandilla Mara Salvatrucha (MS), según su propia confesión, participó en el crimen de las hermanas Oscal Pérez, estudiantes del Instituto Normal para Señoritas Centroamérica (INCA), y precisamente su confesión le habría costado la vida.
El sábado, cuando los fiscales llegaron al centro, su cuerpo colgaba de una de las vigas de la celda donde convivía con otros cinco miembros de la pandilla. Alrededor del cuello había una toalla azul y los informes forenses reportan golpes en el rostro y torso.
Los delató
Enrique Leal, subsecretario de Reinserción y Resocialización de Adolescentes en Conflicto con la Ley, explica que la hipotésis apunta a que uno o los cinco compañeros de celda participaron en el crimen. "Es algo que debe confirmar la fiscalía", advierte.
La Fiscalía cuenta con dos caloboradores eficaces y extraoficialmente se habla que la mañana de este lunes hubo un intento por asesinarlos en la misma celda donde murió Jeison Martínez.
Al ser consultado, Leal no quiso confirmarlo y se limitó a decir que cualquier información "podría afectar la investigación".
Los compañeros dicen que "no se dieron cuenta"
En la primera versión del incidente, cuatro de los cinco compañeros de celda de Jeison dijeron a investigadores que "estaban dormidos y no se dieron cuenta", y de manera coicidente atestiguaron que el menor "estaba triste, quizá por su novia".
Mientras, los encargados de vigilar a los privados de libertad aseguraron que tampoco escucharon nada. En los videos de vigilancia de los pasillos y patio, por ahora no se ve nada anormal "cumplieron con el protocolo", justifica Enrique Leal.
Los monitores (encargados) levantaron el sábado 2 de agosto a los jóvenes a las 5:15, la hora acostumbrada, siguió el ritual habitual y a las 5:45 se dió el aviso de la muerte.
Habían transcurrido once días desde que confesó su participación en el crimen de las hermanas Oscal y fue sentenciado a seis años de privación, que concluirían en 2020 en ese centro para menores.
Juicio pendiente
El próximo 11 de agosto, el Juez Segundo de Instancia Penal, Carlos Aguilar, resolverá si los otros dos jovénes acusados uno de disparar y el otro de conducir la motocicleta para huir, son enviados a juicio por el asesinato.
Las hermanas Nancy y Karla Oscal Pérez, murieron a manos de pandilleros de la Mara Salvatrucha que las consideraron "enemigas" al tener vínculos con la pandilla rival.