Jimmy Morales: La metamorfosis de un candidato y su campaña política

La diferencia entre el candidato de la primera vuelta y el de la segunda es muy marcada, a pesar de ser la misma persona: Jimmy Morales. Los mitines, a una semana de las elecciones se parecen mucho más a los tradicionales. Lejos han quedado los escenarios pequeños, improvisados y las llegadas en caravanas de vehículos y su ingreso a pie recorriendo calles y saludando de casa en casa. Hoy, tiene detras toda una logística bien cuidada. 

 

 

El escenario, con sonido profesional, está instalado a un costado del estadio municipal de Chichicastenango. Se realiza en ese lugar para que el helicóptero que trae Jimmy Morales pueda aterrizar, porque ahora llega vía aérea, contrario a lo que sucedía en los meses previos al 6 de septiembre. Unas horas antes había aterrizado otro helicóptero. En el que viaja Sammy Morales, el hermano del candidato que revisa cada detalle previo a la realización del mitin.  Deja Chichicastenango a medio discurso de Jimmy, pues debe supervisar los detalles en el próximo lugar que visitarán. 

 

 

Cuando Jimmy Morales llega, con casi tres horas de retraso, otro cambio salta a la vista. Su equipo de seguridad aumentó considerablemente. De tener un máximo tres hombres cuidándole, ahora su equipo es de más de 10. No lo dejan solo ni siquiera cuando sube al escenario. En ese momento se posicionan dos abajo, al frente, y junto a él en el escenario se mantienen tres durante todo su discurso. 

 

 

Su discurso tarda 31 minutos y está dividido en cuatro partes, como él mismo lo anuncia al iniciar: quiere agradecer, aclarar, contar una historia y prometer. Lo hace en ese orden. 

 

Agradece primero a las personas que votaron por él, sin embargo, muy pocas de ellas están allí presentes. En Chichicastenango obtuvo el 11% de los votos válidos, mientras que su contrincante, Sandra Torres obtuvo el 27%. 

 

Luego, va con las aclaraciones. La única es rechazar el rumor de que él quitará los programas sociales. Dice que es campaña negra en su contra y asegura que él es fruto de un programa social: La Universidad de San Carlos de Guatemala, e incluso agradece a los que pagaron sus impuestos porque, les asegura, colaboraron para pagar sus estudios. 

 

 

Sin embargo, matiza. Dice que no está de acuerdo con entregar una bolsa de alimentos a casas que tengan terraza y les pide, a quienes no necesiten la bolsa, que no la reciban. Los presentes, en un 90% mujeres y niños, aplauden. Sin embargo, en ese municipio el programa social que atendía a la mayoría de las presentes eran las transferencias condicionadas, que luego se llamó bono seguro, pero nunca la bolsa de alimentos.  Termina la etapa de las aclaraciones con una frase famosa: “Si te vienen a decir cositas malas de mí, mándalos a volar, diles a todos que yo no fui“. 

 

 

 

La historia que cuenta no es una, son varias. Algunas son moralejas pero también recurre a pasajes bíblicos modificados. Sin embargo, la principal es su propia historia. Cuenta que su padre murió cuando él tenía 3 años. Que su madre debió trabajar duro para sacarlo adelante y que el trabajó desde muy joven. Eso si, aclara que ahora le va bien. 

 

Las promesas, la que sería su última parte del discurso se basa en prometer mejorar la educación pero insiste en remarcar que las soluciones que propone llevarán muchos años para realizarse. 

 

 

Al terminar se despide presurosamente, evita contestar preguntas sobre sus declaraciones patrimoniales, de intereses y de impuestos. Su seguridad lo apremia, temen que el clima no les permita despegar y no llegar al siguiente punto donde también cientos de personas le esperan. 

 

El presidenciable ha insistido que la llegada de esta gente es espontánea, sin "acarreados". Sin embargo, entre la gente es común ver sombrillas del partido Patriota con el nombre del diputado Jimmy Ren, que hace unas semanas dejó ese partido y ahora se ha declarado independiente en el Congreso.

 

Jimmy Morales se ha ido, pero el público del mitin se mueve en una misma dirección hacia un mismo rumbo. No es una casualidad. 

 

 

Les han indicado que al terminar el mitin deben presentarse en una bodega para firmar una lista que le dará derecho a recibir los programas sociales durante 2016. 

 

 

Al llegar a la entrada de la bodega, el personal cierra la puerta y se esconde. Solo envía un mensaje a las mujeres: Mientras los periodistas estén en el lugar no les darán nada. Las mujeres, que han viajado desde sus comunidades y llevan horas esperando, se enojan y piden, a gritos, que se vaya la prensa. 

 

 

Para ese momento, Jimmy Morales ya se encontraba en Santa Cruz Quiché para continuar su gira. En ese municipio tampoco ganó en la primera vuelta, y por eso su visita es vital para sus aspiraciones presidenciales. Mientras tanto, en Chichicastenango la larga fila de mujeres que buscan dejar su firma para recibir los programas sociales sigue avanzando.