El año pasado, en pleno partido, el jugador alemán Daniel Engelbrecht, del Stuttgart Kickers, de la cuarta división de alemania, tuvo un paro cardíaco en pleno partido. Tras ser intervenido, volvió al fútbol pero nuevamente tuvo problemas con el corazón.
Pasaron más de doce meses, en el cual el jugador fue sometido a cuatro operaciones en el corazón. Su carrera deportiva se había terminado para los médicos, pero no para él.
Daniel insistió en regresar y se esforzó para hacerlo. Para estimular al corazón, cuenta con un desfibrilador, que le proporcina impulsos eléctricos y que el órgano continúe trabajando.
El fin de semana pasado, ya se encontraba en la banca para ingresar y aportar con su equipo, pero se miraba difícil, ya que era un partido clave y el rival, el Wehen, había empatado. Faltaban pocos minutos y el técnico se arriesgó.
Ingresó y al minuto 83 anotó el gol del triunfo.
De inmediato, se quitó la camisa y dejó ver el desfibrilador y una camiseta con la leyenda: "No hay nada imposible".