La elección del nuevo magistrado de la Corte de Constitucionalidad, Manuel Duarte, realizada de manera solapada, sigilosa y sorpresiva la semana pasada, puso otra nota discordante en la historia de la crisis institucional de 2015.
Con 50 votos de Lider, 28 del Partido Patriota, dos de la GANA y dos de VIVA, los políticos que se resisten a abrir cual rendija por donde puedan pasar los cambios que exige la ciudadanía para contar con una dirigencia que rinda cuentas, maniobraron una vez más para mantener el status quo que tiene al país al borde del colapso.
La elección de Duarte puede entrañar varios objetivos ocultos. Para comenzar, Lider y PP buscan blindar, como puedan, al presidente Otto Pérez Molina, para que no se le retire la inmunidad y no se le obligue a abandonar el cargo.
El argumento para defender a Pérez Molina y cargarlo en hombros hasta el 14 a las 14, ya lo ha explicado ante las cámaras de prensa el magistrado Roberto Molina Barreto y ahora lo tendrá que repetir como lorito Manuel Duarte: un fin anticipado de la presidencia naranja pone en peligro, según ellos, la realización de las elecciones en septiembre y el traspaso de mando a un nuevo gobierno.
Conforme pasan los días, cambiar la fecha de las elecciones parece no ya difícil sino casi imposible. En ese sentido, Manuel Baldizón puede respirar tranquilo: pese al desencanto y la apatía brutales que existen respecto a los comicios, todo indica que el calendario electoral se va a respetar.
Proteger a Pérez Molina ya no se trata de evitar una disrupción para el “establishment” corrupto sino que se ha convertido en una medida de protección y una muestra de solidaridad activa. De esta manera, los coyotes de la misma loma se están cuidando las espaldas unos a otros, evitando primero una salida aún más deshonrosa y un precedente que empodere a la ciudadanía de cara al próximo gobierno.
Si estas medidas desesperadas se toman para defender a Pérez Molina, pese al devastador costo político que implican, está claro que en el futuro también las van a tomar para escudar a quien lo necesite. Al fin de cuentas, lo que buscan los corruptos es la perpetuación del sistema del que medran ellos y nos sangran a nosotros, la ciudadanía contribuyente.
No les interesa ya siquiera guardar las formas y disimular un poquito. No: van a lo dicho y si tienen que “hacer el corcho”, lo ejecutan rapidito y sin rubores. Total, la sobrevivencia final es la que cuenta.
Si de esta manera descarada el Congreso eligió a un magistrado para poner la balanza del lado oscuro, asusta anticipar qué van a estar dispuestos a hacer para elegir a la totalidad de magistrados de la Corte de Constitucionalidad.
Los amaños que presenciamos para la elección de Salas y Corte Suprema de Justicia se van a quedar en juegos de para niños de kínder ante lo que se puede esperar, dada la efervescencia que puede esperarse ante los temas que se vienen, como la persecución criminal de personalidades políticas e incluso, la probable solicitud de extradición de algunos de estas “celebridades”.
Pobre espectáculo el que ofrecieron los diputados con esta maniobra furtiva para asegurarse los votos de la CC. Los ciudadanos no nos merecemos que los diputados tomen decisiones como esta, que ameritan visión de Estado y conciencia histórica, como si fueran las maquinaciones de una gavilla criminal.
No nos lo merecemos y ahora sé y confío que si insisten en gobernar así, los ciudadanos sabremos ejercer nuestro derecho a la protesta y la resistencia pacífica para obligar a nuestros supuestos representantes a enfrentar el costo de sus actos.