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Entre normalidad y el silencio, las horas después del ataque al bus

  • Por Soy502
06 de marzo de 2016, 15:34

La escena vivida esta mañana en San José Pinula y que fue provocada por la violencia empieza con una calle entera acordonada con la cinta amarilla del Ministerio Público que anuncia que el área es "escena del crimen", para evitar que la gente se acercara al lugar donde cuatro horas antes una bomba artesanal explotó dentro de un bus extraurbano. 

Horas antes el bus se preparaba para salir hacia Palencia desde San José Pinula. Llegó al extremo de su ruta a las 7:30 de la mañana. Como cada domingo los pasajeros empezaron a subir dispuestos a esperar a que el recorrido empezara a las 8 de la mañana. 

 

El viaje del domingo de al menos 30 personas quedó interrumpido. (Foto: Nuestro Diario)
El viaje del domingo de al menos 30 personas quedó interrumpido. (Foto: Nuestro Diario)

Pero en esta ocasión no fue así. A las 7:45 algo explotó. Tras el estruendoso ruido, las casas de los alrededores se estremecieron, la explosión sacudió violentamente el bus, y unas llamas recorrieron el techo y las paredes. Todo fue provocado por una bomba estaba instalada en la parte de atrás del vehículo.

El bus quedó totalmente quemado. (Foto: Nuestro Diario)
El bus quedó totalmente quemado. (Foto: Nuestro Diario)

Casi inmediatamente, los vecinos de la calle donde explotó el bus se organizaron y con botes y palanganas llenas de agua salieron a rescatar a los pasajeros del bus y a tratar de sofocar el incendio. Gritos, llantos y fuego no impidieron que los hombres y mujeres de la cuadra apagaran las llamas y sacaran por las ventanas a los afectados. A la llegada de los bomberos el fuego estaba apagado pero los heridos seguían apareciendo.

Al hospital fueron trasladados 15 heridos, mientras una persona totalmente carbonizada quedó en la calle a la espera de ser trasladada a la morgue. Varias mujeres se acercaron para tratar de identificar al muerto, rogando para que la descripción no coincidiera con sus hijos. 

Mientras tanto la cabecera de San José Pinula continuaba con su actividad de cada domingo, los ventas del mercado y los locales vendían como cualquier día. Los buses seguían circulando y la gente caminaba por las calles. Incluso la iglesia evangélica a la vecindad del ataque celebró su servicio a todo volúmen al ritmo de los himnos cristianos. 

Todos se acercaban a ver el trabajo de los fiscales, como recolectaban las pruebas. Uno de los sobrevivientes rogaba por subir al bus, sus lentes se perdieron ahí durante la explosión. Él estaba en la tercera fila del bus y salió completamente ileso. 

Mientras tanto los curiosos se quedaban callados, nadie quería opinar, aunque a murmullos se preguntaban por la identidad del cuerpo carbonizado o sobre los demás sobrevivientes. Nadie, ni los vecinos, ni los familiares se atrevían a decir la razón de los hechos aunque todos parecían saberla.

A medida que se acercaba la hora del almuerzo menos gente observaba la escena del crimen pero nunca dejaron de llegar los que querían ver de cerca los restos del bus que ardió esta mañana. 

 

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