Han pasado más de 100 horas desde que, en señal de protesta, dos personas se encadenaron a las puertas del Palacio Nacional de la Cultura. Ahora son muchos más y a cada momento reciben visitas de personas para apoyarlos, dejarles comida, bebidas e incluso dinero. Pero, ¿quién es la persona detrás de esta acción? Se llama Bernardo Silva y llegó a este lugar sin saber todo lo que provocaría. Y ahí sigue.
Bernardo Silva dice que no sabe cuanto tiempo permanecerán encadenados. Por ahora, siguen con el objetivo de que los funcionarios implicados en corrupción renuncien. (Foto: Jesús Alfonso/Soy502)
El hombre encadenado
Bernardo está casado y tiene dos hijos. El mayor de 11 años. Tiene una empresa de distribución de piso cerámico. Sabe el riesgo pero lo asume: “Esto vale mucho más que un tiempo de dinero“. Su esposa tuvo dudas al inicio, pero una entrevista que le hicieron para un noticiero internacional la terminó de convencer de apoyarlo. Desde entonces ella está a cargo del negocio familiar.
En septiembre de 2014 abrió una página de Facebook llamada
Guatemala Basta Ya. Era un clamor contra la corrupción. No encontró eco. En ocho meses recibió apenas unos
800 Me Gusta. Sin embargo, fue la semilla para el movimiento "
Cadenas por Libertad".
Ahí conoció a las compañeras con las que se mantiene encadenado. Una de ellas, llamada Andrea, fue la primera en encadenarse junto a él pero la presión de su familia le hizo retirarse. Tiene 21 años.
Sin embargo, Bernardo no ha estado solo. El mismo día, dos mujeres más que administran la página de Facebook también se encadenaron y después más personas se unieron. Desde Estados Unidos también ha recibido apoyo de migrantes guatemaltecos.
La decisión de las cadenas
Bernardo no es capaz de distinguir con precisión cuando tomaron la decisión de protestar de esa manera. Compraron las cadenas pensando en hacer una huelga de hambre. Llegaron al Palacio Nacional de la Cultura en medio de las marchas del Día del Trabajo.
Pensaba que la PNC no le dejaría acercarse pero caminando, entre la gente, terminaron frente a las puertas. Ahí, ya no hubo tiempo para pensar. Sacaron las cadenas que llevaban y se ataron a la puerta que estaba cerrada por ser un día de asueto. Eran las 11 de la mañana del viernes.
“Casi no dormimos“
El primer día fue muy tenso, explica. No sabían qué iba a suceder. El segundo, muy emotivo. Fue el sábado cuando miles de personas llegaron a protestar en contra del Gobierno y les brindaron su apoyo. “Ayer (el domingo) fue una mierda“, dice. Fue cuando el partido Lider realizó su asamblea nacional frente a ellos.
La noche de este domingo fue solitaria. “Lo peor son las madrugadas“, asegura Bernardo. Se quedan prácticamente solos durante esas horas. Sin embargo, durante el día en todo momento hay gente que llega a aplaudirles y apoyarlos, pero la mayoría llega por curiosidad, para hacer fotos. “Nunca fue el objetivo hacer un show“, dice con cierto aire de melancolía.
¿Hasta cuándo?
La protesta originalmente sería una huelga de hambre. A las 28 horas desistieron. Médicos y amigos convencieron a Bernardo que sin comer no duraría ni una semana y que esta debía ser una batalla larga. Tan larga puede ser, que no saben qué podrá motivar que la protesta termine.
No están pidiendo la renuncia de nadie en específico. Insisten en que quieren la renuncia de “todos los funcionarios implicados en corrupción“ y cuando se le pregunta por la vicepresidenta Baldetti dice nada más “si a ella le planta el guante…“
Su temor, explica, es que la renuncia de un funcionario provoque que las protestas terminen y que no se logre un cambió radical. Recuerda a Portillo diciendo que estuvo en la cárcel y no pasó nada.
Por ello, la duración y lo que exactamente intentan lograr con su protesta no es tan claro. Cuando le pregunto a Bernardo, ¿qué tiene que pasar para que se quiten las cadenas?, resopla y luego suspira. Su mirada se pierde en la plaza de la Constitución donde la gente parece seguir con su vida normal. Después de unos 30 segundos solo dice: “Está pizado…“.
Este martes cumplen su quinto día de protesta y ninguna autoridad de Gobierno les ha dicho una sola palabra pero su página, Guatemala Basta Ya, alcanzó los 5 mil seguidores.