En la década de los 80 José Fernando Mazariegos, trabajaba en el Instituto Centroamericano de Investigación y Tecnología Industrial, y junto a su grupo de investigadores presentaron en 1980 como proyecto de investigación, un filtro que hoy es conocido como Ecofiltro para una convocatoria del Banco Interamericano de Desarrollo.
El proyecto era un dispositivo para filtrar agua hecho de una mezcla de arcilla con serrín de pino, todo recubierto con un barníz de plata coloidal el cual retiene el 99% de bacterias y restos fecales, presentes en casi toda el agua entubada del país.
Gracias a que el proyecto nunca fue patentado a nombre de Mazariegos, el filtro se fabrica en más de 37 países en desarrollo y garantiza el consumo de agua limpia a millones de personas a bajo costo.
"No quise patentarlo porque el objetivo era que el proyecto tuviera un impacto global", asegura este experimentado ingeniero, quien cuenta que los países en donde se fabrica están Ecuador, Bolivia y Filipinas.
Mazariegos cuenta que la primera planta que produjo de forma masiva el ecofiltro no fue está instalada en Guatemala sino que en Ecuador.
El invento de Mazariegos le sirvió a Phillip Wilson, un empresario inglés radicado en Guatemala para fundar la empresa Ecofiltro que actualmente funciona en la Aldea San Lorenzo El Cubo, Antigua Guatemala.
"Empezamos la fábrica en Alta Verapaz donde está la cantera de donde extraemos la arcilla con la que fabricamos los filtros, pero para lograr mayor cobertura y tener una línea de producción masiva, nos trasladamos a donde estamos ahora", explica Wilson.
El objetivo de Ecofiltro es lograr que un millón de hogares en Guatemala tengan agua potable por medio de su dispositivo.
"Tenemos una red de gestores y líderes comunitarios que se aseguran que los usuarios hagan buen uso del filtro y que cuando se acaba la garantía este sea reemplazaso", dijo Ariana Pizzatti, Directora de Mercadeo de Ecofiltro.
Ecofiltro es una de las pocas empresas sociales en Guatemala, cuyo objetivo es llevar un producto para la población de bajos recursos a un precio accesible.
Aunque el producto es de bajo costo (Q300 es el precio al el que se vende a las comunidades remotas), el proceso de fabricación cuida la calidad de cada filtro con una serie de pruebas a las que es sometido antes de salir de la fábrica.