Kevin Díaz, un joven de 17 años que caminaba por el mercado El Guarda junto a su novia, hacia el estadio El Trébol, fue interceptado por un grupo de hombres armados con palos y armas blancas, y le obligaron a quitarse la camiseta del equipo, lo golpearon e hirieron gravemente. Los bomberos lo trasladaron de inmediato al Hospital Roosevelt, pero murió a causa de las graves heridas que le causaron.
En conferencia de prensa en la que reportaban capturas en otro caso, el ministro de Gobernación, Mauricio López Bonilla, dijo que era "ridículo que un aficionado muriera por un partido de fútbol o por su afición a un equipo".
Añadió posteriormente que a las autoridades de la Federación Nacional de Fútbol parece no preocuparles la situación, pues habían indicado que después de Semana Santa se reunirían pero nunca se comunicaron.
Indicó que el Ministerio de Gobernación destinó hoy 400 agentes de la Policía Nacional Civil para resguardar los alrededores del estadio, pero que esto no debería ser necesario pues se trata de un deporte y se desatienden otras prioridades.
"Mañana será otro día"
En entrevista a una radioemisora, el Presidente de la Federación de Fútbol, Bryan Jiménez, dijo que no podía opinar acerca de lo ocurrido pues "se encontraba muy lejos del estadio" y "no vio lo que pasó". Añadió que no se pronunciaría al respecto hasta no tener más detalles y que "mañana será otro día y lo que deba dar a conocer lo hará por medio de un comunicado de prensa".