Los 3 parlamentarios cuyas oficinas le generan un gasto mensual al Congreso por cerca de medio millón de quetzales en salarios tienen en común que han estado durante más de un periodo ocupando una curul y fueron reelectos por otros 4 años.
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Arístides Crespo es el legislador más antiguo y también el que cuenta con más colaboradores. Los registros del Organismo Legislativo dan cuenta que los 30 empleados que tiene asignados representan un desembolso mensual de 505 mil 77 quetzales, poco más de 6 millones de quetzales al año.
En noviembre de 2014, Crespo perdió el pulso por la presidencia del Congreso ante Luis Rabbé. Sin embargo, no se quedó con las manos vacías y supo sacarle provecho a su cargo como primer vicepresidente.
El diputado César Fajardo ha sido fiel a la UNE y en 2015 obtuvo su recompensa. Este partido lo designó como Secretario ante la Junta Directiva del Congreso, puesto que le sirvió para tener el control de 39 plazas laborales.
El funcionamiento de su despacho le representaba un gasto al Estado de 494 mil 558 quetzales al mes.
Carlos López llegó a la Quinta Secretaría de forma accidentada. El diputado aún integraba la bancada TODOS, que promovía a Roberto Alejos a la presidencia del Legislativo. Sin embargo, varias bancadas le dieron la espalda a Alejos y se inclinaron por Rabbé. López aprovechó el momento para negociar, lo que lo dejó con un pie fuera del partido.
Su arribo no sería en vano: en 2015 dispuso de 36 empleados, entre ellos 23 presupuestados para que le ayudaran a hacer su trabajo. Al mes estas plazas laborales le representaron un egreso de 447 mil 662 quetzales con 89 centavos a las arcas estatales.
En la letra muerta, cada diputado tiene derecho a 3 plazas 022. Las 029 se limitan a 1 por comisión, 2 por bancada y 1 adicional por cada 4 diputados en un bloque legislativo. Sin embargo, estos 3 diputados son muestra de que las leyes no son respetadas ni en el mismo lugar donde se crean.