No son ni los alimentos grasosos, ni los alimentos dulces, es la combinación de ambos factores lo que lleva a ganar peso. Así lo revela un estudio reciente.
Si bien se sabía que consumir mucho de ambos lleva a ganar calorías, el verdadero problema radica en su unión y lo peor, según científicos, es que los alimentos que cuentan con ambas características son los más atractivos al paladar.
El estudio a cargo del investigador Paul Kenny, reconocido por su trabajo en la neurobiología de la obesidad, se llevó a cabo con ratas durante tres períodos: uno de consumo de azúcar, otro de grasa y finalmente, los dos.
En la primera parte, los animales mostraron gusto por el azúcar y comieron en grandes cantidades pero no ganaron peso pues lo ajustaron con la ingesta de otros macronutrientes.
Sin embargo, al llegar a alimentos con un alto contenido de grasa y de azúcar, dejaron de comer alimentos saludables y aunque optaban por bocados pequeños de manera frecuente, engordaron y se volvieron sedentarios.
Según Kenny, este tipo de comida es atractiva debido al placer que genera por sobrealimentar el sistema, situación que activa los mismos circuitos neurales que las drogas.
La conclusión es que las dietas altas en azúcar y grasa hacen ganar más peso, por lo que si no quieres engordar, deberás pensar dos veces en comerte una dona, un pie de queso o un pastel de chocolate y caramelo, entre otros postres tentadores.
* Con información de BBC Mundo