El pequeño Cristiano Ronaldo, al que de niño le llamaban "llorón", algo que lo ponía muy mal cuando vivía en Funchal, Madeira, su ciudad natal en Portugal, volvió a derramar lágrimas este lunes, pero en esta ocasión la razón lo justificó, pues el astro luso subió al podio de la FIFA en Zúrich, Suiza, para recoger su segundo Balón de Oro y con esto consagrarse como el mejor jugador de fútbol del 2013; esto en gran parte gracias a sus 69 anotaciones conseguidas en el año que recién terminó, con la que lidero al Real Madrid y a la Selección de Portugal.
Nacido en la isla de Madeira el 5 de febrero de 1985 en un entorno muy humilde, la vida de Cristiano es la de un niño nacido para triunfar en el mundo del fútbol, con unas condiciones innatas.
Pero es un jugador que se ha hecho a sí mismo con su profesionalidad y pasión por el entrenamiento. Nunca es suficiente para Ronaldo, un ejemplo para todos sus compañeros en la entrega diaria en cada entrenamiento y el trabajo extra que completa sumado a una cuidada alimentación y más horas de descanso.
Cristiano comenzó a experimentar con el fútbol profesional con tan solo 17 años. Su talento en el Nacional no pasó inadvertido para el Sporting de Lisboa, que lo fichó tras superar una exigente prueba de tres días. Era el primer reto superado de una larga lista que se marca él mismo. Insaciable, siempre quiere más.
Se trasladó a la capital portuguesa para comenzar a escribir su leyenda siendo un niño, asesorado por tutores que le orientaban en sus estudios, psicólogos que le ayudaban en su etapa de adolescencia y médicos que vigilaban su crecimiento físico.
En octubre de 2001, sin ser aún mayor de edad, fue titular por primera vez en la Superliga portuguesa dejando una gran sensación. Era su primera temporada en la elite y ya saboreaba el éxito. Fue campeón de la competición portuguesa en el curso 2001-2002.
Fascinado por su velocidad en la inauguración del estadio José Alvalade para la Eurocopa de 2004, Ferguson dio la orden de fichar a ese joven jugador que se marchaba de todos sus rivales. Por 17.5 millones de euros el Manchester United encontró al sustituto de David Beckham. El icono del equipo ponía rumbo al Real Madrid, pero Old Trafford pasó a admirar a un nuevo héroe.
Instalado en la elite, los méritos de Cristiano, siempre referente, le han dado numerosos títulos de equipo e individuales. A los reconocimientos de su adolescencia -jugador del año y jugador joven del año concedidos por la Asociación de Futbolistas Profesionales (PFA) y asociación de periodistas deportivos en Reino Unido-, fue añadiendo tres Premier, dos Copas de la Liga, una Copa, una Community Shield, una Liga de Campeones y un Mundial de Clubes.
En 2009 comenzó a labrar una leyenda de blanco con números inigualables, sus mejores registros como goleador. Le sitúan a la altura goleadora de mitos como Paco Gento, Puskas, Raúl González y Alfredo Di Stéfano. Le han bastado cuatro temporadas y media para conseguirlo y tras su peleada renovación tendrá tiempo hasta 2018 para construir un techo inalcanzable.
Devorador de récords es el madridista que menos partidos necesitó, 92, para alcanzar el centenar de goles en la Liga española, el primer futbolista en la historia de la Liga que consiguió marcar a todos los equipos a los que se enfrentó en una temporada o el único que marcó en seis 'clásicos' consecutivos en Barcelona
Sus números nunca dejaron de crecer. De sus 33 goles en 35 partidos de su primera campaña, pasó a 53 en 54 en su segundo año, 60 en 55 en la tercera y los que le acaban dando su segundo 'Balón de Oro': 69 dianas repartidas entre las 33 de Liga, once en Liga de Campeones, seis en Copa del Rey y nueve con Portugal. 231 tantos con el Real Madrid en 222 partidos.