La Junta Directiva del Congreso cumplió su advertencia de no renovar el contrato del alquiler de la oficina del diputado César Fajardo (la más costosa de este organismo) que venció el pasado 30 de abril.
En el último año, el Congreso pagó 29 mil 808 dólares (cerca de 230 mil quetzales). Al mes, el Legislativo desembolsó 2 mil 484 dólares (poco más de 19 mil quetzales) por los 207 metros cuadrados de esta oficina que le permiten a Fajardo y a sus empleados trabajar cómodamente.
Sin embargo, el anuncio del Presidente del Congreso, Mario Taracena, acerca de que no renovarían el contrato, y que provocó una acalorada discusión con Fajardo en el hemiciclo, no está escrito en piedra.
La Junta Directiva analiza la posibilidad de renovar el contrato de la oficina, pero ubicarían a otros parlamentarios a este inmueble para justificar el gasto.
El Quinto Secretario del Congreso, Aníbal Rojas, quien tiene a su cargo los arrendamientos de este organismo, afirma que están otras opciones más baratas, pero no descarta renovar el contrato.
Empleados de Fajardo señalan que hasta el momento no ha llegado ninguna petición u orden de desalojo y el parlamentario se limita a decir "no sé nada".
Previo al descanso de Semana Santa, Fajardo y Taracena revelaron sus diferencias. El presidente del Legislativo señaló a Fajardo de estar molesto porque le recortaron la cantidad de personas a su cargo, de 39 empleados en 2015 a 3 en la actualidad, y Fajardo lo llamó estúpido, lo que generó alboroto entre los parlamentarios e incluso algunos pedían votar para remover a Taracena de la primera curul, aunque no se concretó.