Hasta 2003 el Congreso funcionaba con 274 empleados, la cantidad de diputados no ha variado, tampoco las labores de este organismo, ni las instalaciones. Sin embargo, en 13 años la cifra de trabajadores presupuestados (contratados bajo el renglón 011) se ha incrementado en un 600%, debido a que actualmente hay 1 mil 646 personas en la nómina.
En promedio, cada año fueron presupuestadas 106 personas. Según los registros del Congreso, 2011 fue el año en que más personas fueron presupuestadas. En ese año, Roberto Alejos contrató a 203 trabajadores, casi el doble del promedio.
Alejos ocupó la Presidencia del Congreso durante tres años consecutivos, tiempo en el que contrató a 402 empleados. El exlegislador considera que las contrataciones son justificadas, porque en esa época se estaba reordenando el Legislativo y se crearon nuevas unidades, como la de Acceso a la Información Pública.
Según Alejos, luego de que el dejó la presidencia debió detenerse la contratación de personal e iniciarse una depuración, pero esto no ocurrió.
El 2014 es el segundo año en que más personal fue presupuestado, Arístides Crespo firmó 197 contratos 011, de estos varios han sido considerados como plazas fantasma. El parlamentario más antiguo del Congreso, también ocupó la primera curul en 2008 cuando relevó a Eduardo Meyer, luego que se revelara que habían desaparecido 82.8 millones de quetzales de los ahorros del Organismo Legislativo, en ese año fueron contratadas 81 personas.
Jorge Méndez Herbruger, quien firmó el pacto colectivo que le concede un incremento anual del 10% del salario a los empleados, fue presidente del Congreso en 2007 y 2008, tiempo en el que contrató a 232 personas.
En 2015, 103 empleados contaron con el visto bueno de Luis Rabbé para ser presupuestados y según el Ministerio Público y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), al menos 50 cobraban sin llegar a trabajar.
Este año Mario Taracena ha sumado a 8 trabajadores a la planilla del Legislativo.
El analista político, Renzo Rosal considera que las plazas en el Congreso sirven para pagar favores, principalmente en años electorales.
En tanto que el consultor político de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES), José Carlos Sanabria, señala que las plazas del Congreso siguen siendo un botín político, porque a los diputados les conviene.
De los diez diputados que han presidido el Legislativo en este periodo de 13 años, cuatro fueron capturados: Gudy Rivera, Pedro Muadi, Rubén Darío Morales y Eduardo Meyer, quienes han sido procesados por actos de corrupción cometidos durante su gestión en este organismo. De los cuatro, uno de ellos, Meyer, ya fue condenado.
En tanto que Arístides Crespo y Luis Rabbé son señalados de crear plazas fantasma, por lo que el MP y la CICIG presentaron solicitudes de antejuicio en su contra.
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Actualmente se trabaja en el dictamen de un proyecto de reformas a la Ley de Servicio Civil del Congreso que servirá para regular la contratación de personal y reducir el número de plazas por medio de incentivar a los empleados para que renuncien a cambio de varios miles de quetzales.