Miles de personas se dieron cita hoy en la apertura de la 45 edición de Comic-Con, la convención anual más importante de la ciudad de San Diego, en California (EE.UU.), que durante cuatro días se rinde ante personajes como superhéroes y zombies.
Tal es la implicación de la urbe con este evento del cómic, el género fantástico y la ciencia ficción que el alcalde Kevin Faulconer no dudó en arrojarse por una tirolina de 10 metros de altura y 40 de longitud para aterrizar, literalmente, en el lugar dispuesto para celebrar el protocolario acto de inauguración.
El Comic-Con dejará más de 177 millones de dólares este año en la ciudad, de los cuales casi 80 millones saldrán de los bolsillos de los 130.000 asistentes a la convención que llenan restaurantes, hoteles y las calles del centro urbano.
El perfil de los que visitan Comic-Con ha evolucionado desde sus inicios en 1970. De ser una pequeña reunión de fanáticos del cómic ha pasado a convertirse en una cumbre de la cultura pop para todas las edades.