Después de una jornada histórica llega el momento de reflexionar. El Paro Nacional del #27A no es un día más del calendario, sino que será recordado en la historia del país por los años. ¿Qué se ha conseguido con las protestas?
Otto Pérez continúa en el poder. Retando a la ciudadanía, el presidente hizo caso omiso a lo que el pueblo le estaba reclamando. Sin embargo, Guatemala sí avanzó en otros aspectos que consiguieron que el esfuerzo no fuera en vano.
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Un día después de la protesta, enumeramos los aspectos en los que Guatemala se mira diferente.
Históricamente, el sector empresarial organizado era el ente que ostentaba el poder de decidir cuándo se realizaban los paros. No obstante, en esta ocasión la fuerza y el poder de decisión se estuvo en las pequeñas y medianas empresas.
PYMES como Saúl E. Méndez, Sophos, Dim Sum, Anfora o Esperanto fueron las pioneras en anunciar este miércoles que se sumaban al movimiento ciudadano para manifestar su repudio a las empresarios irresponsables que evaden impuestos.
Colegios como el Liceo Javier y las universidades, siguiendo los pasos de las empresas, decidieron también cerrar las aulas y dejar que sus alumnos pudieran acudir a las protestas.
Un efecto dominó provocó a lo largo del día el cierre de más comercios. Además, durante las marchas, comerciantes apoyaron y se sumaron a la causa. Hasta el punto de conseguir que grandes compañías y multinacionales como Pollo Campero, G&T Continental o McDonald's cerraran sus puertas.
Aunque días antes, Jorge Briz, presidente del Cacif había dicho que un paro nacional era inviable, este jueves a través de dos comunicados, finalmente cambió de postura. En el primer mensaje exhortaron a las empresas para que dieran facilidades a sus colaboradores que querían salir a la protesta.
Horas después, la directiva de la patronal hasta felicitó a las empresas que se fueron sumando a la expresión cívica. De igual modo, se pudo ver a diferentes miembros de la junta directiva en la plaza de la Constitución, entre ellos al mismo Briz.
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.@jorgebriza y Guillermo Castillo, pdte. y dir. ej. de Cámara de Comercio, asistieron a la Plaza. @NEGOCIOSENGUATE pic.twitter.com/P0d5MC5KFA
Desde las protestas del 25 de abril, que marcaron el despertar guatemalteco, cada sábado la población se ha congregado en el parque central capitalino y en otras plazas del interior del país.
Sin embargo, este 27 de agosto se superaron récords de participación, incluso teniendo en cuenta que fue un jueves lluvioso. Pero ni la lluvia frenó que la gente acudiera a la plaza y los que no pudieron salir de sus trabajos fueron llegando por la tarde.
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Según las estimaciones, más de 70 mil guatemaltecos abarrotaron la plaza en su momento álgido. Asimismo, el trasiego de la gente por la zona 1 fue constante.
Cabe destacar la gran organización fue con poco tiempo de margen.
El movimiento en las redes sociales fue fundamental para que la sociedad civil se movilizara y consiguiera concentrar un gran número de personas atraídas por el descontento social.
La tradición de la Universidad de San Carlos para convocar este tipo de acciones también fue clave y fue replicada por otras universidades y centros educativos privados con menor experiencia en los movimientos sociales.
Pese a las provocaciones por parte del Ejecutivo, con las palabras del presidente, y de un parsimonioso Legislativo, la jornada transcurrió sin incidentes destacados.
Durante la jornada se respetó la consigna inicial con la que iniciaban las protestas de favorecer un ambiente de júbilo cívico con el objetivo de conseguir una mejor Guatemala.
Hecho destacable, sobre todo teniendo en cuenta la larga duración de la jornada.
Guatemala es un país de contrastes y con grandes diferencias, principalmente sociales y económicas.
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No obstante, frente al Palacio Nacional, al igual que en otros puntos de la república, se vieron en perfecta convivencia diferentes grupos sociales.
A una sola voz, Guatemala dijo “Renuncia Ya. Yo no tengo presidente”. Los 22 departamentos unidos, como hacía décadas que no se veía, demostraron que pese a las diferencias, el descontento es un sentimiento nacional.
