La emergencia de El Cambray II fue una experiencia en la que los Bomberos Voluntarios notaron las carencias que tienen como institución y que los debilita a la hora de atender a la población.
El comandante general, César Augusto González, explicó que los 56 millones asignados para este año se han quedado cortos, por lo que necesitan aumentar al menos a 125 millones para atender con mayor eficiencia las emergencias, por medio del Congreso.
“Tenemos la necesidad de pagar a personal permanente, hemos tenido algunos problemas principalmente en municipios donde las municipalidades no pagan las plazas de los bomberos voluntarios, ellos hacen el servicio, pero a veces no se puede cubrir dos emergencias al mismo tiempo porque no se tiene el personal requerido y eso ha molestado a quienes requieren el servicio”, revela González.
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El oficial detalla que la institución cuenta con más de cinco mil elementos, de los cuales sólo 500 aproximadamente tienen una plaza fija, mientras que el otro 90 por ciento lo hace por voluntad propia, pidiendo permisos en sus trabajos para acudirá al llamado de emergencia, como lo ocurrido a principios de este mes.
Como ejemplo, González dijo que en cada turno en cabina hay tres personas por turno que atienden más de mil llamadas diarias y eso hace que ellos salgan desgastados de escuchar tantas solicitudes de auxilio.
¿En qué ayuda el aumento?
De tener este aumento presupuestario, los Bomberos Voluntarios podrían redoblar el número de elementos fijos, comprar vehículos como motobombas y cisternas, adquirir equipo para primeros auxilios y protector para los elementos, que son las principales carencias de este cuerpo.
El oficial recuerda que el cuerpo de Bomberos Voluntarios se creó para atender incendios; sin embargo, con el paso del tiempo y al tener ambulancias, brindan apoyo a todas las emergencias a los que son llamados.